Escrito por:

marzo 20, 2018

Los doctores Ramiro Gómez-Arzapalo Dorantes, director académico de la Maestría en Filosofía y Crítica de la Cultura, y Ricardo Marcelino Rivas García, director académico de Investigación, participaron como conferencistas en el Congreso Fe y Razón. Racionalidad y racionalidades, en la celebración del vigésimo aniversario de la publicación de la Encíclica Fides et Ratio, de Juan Pablo II, llevado a cabo en la Universidad Católica Lumen Gentium de la ciudad de México, los días del 13 al 15 de marzo de 2018.

El doctor Ramiro Gómez dictó la conferencia “Auge de una fe desracionalizada en las manifestaciones culturales posmodernas occidentales: nuevas tendencias desinstitucionalizadas en la relación Fe-Razón”. En su presentación, señalaba que la integración a la dinámica de mercado y corrientes ideológicas posmodernas de culturas, hasta hace muy poco tradicionales, abrían un horizonte inmenso de nuevas manifestaciones de integración de lo religioso en la vida social en combinaciones inesperadas y, hasta hace unas décadas, francamente imprevisibles e inconcebibles. La articulación de la religión con factores mágico-cósmicos, de corte místico-ecléctico, que lleva a la sobrevaloración de fórmulas mágicas en las que el éxito de la relación con lo sagrado depende de tener la “pócima” correcta, el número adecuado, las fechas y colores propicios, en una dinámica asocial e individualista de “religión a la carta”, son sólo un ejemplo de esta tendencia y nueva configuración cultural en la que la razón se diluye en la medida que crece una suerte de fe ciega e incoherente que parece satisfacer los apetitos existenciales de los hombres posmodernos en una ficción de un eterno presente irresponsable y descomprometido. Sin embargo, sostiene el doctor, el hecho de que en el mismo sujeto religioso confluyan tendencias de corte posmoderno que puede sin ningún problema combinar con partes de la expresión religiosa oficial institucionalizada de cuño tradicional, nos hace ver que subyace en este fenómeno mucho más de lo que se podría juzgar superficialmente. Este neo-mestizaje religioso es una ventana privilegiada para explorar la nueva configuración antropológica contemporánea. Se trata de una vivencia religiosa totalmente personal, en extremo, hasta el punto del individualismo completamente desconectado de vínculos alternos. En realidad, todo lo anterior es coherente con las tendencias generales que culturalmente se viven en el flujo de lo que llamamos posmodernidad, en donde las desilusiones del proyecto moderno hacen buscar un nuevo proyecto al margen de los grandes baluartes de la modernidad: la institución, la racionalidad, el progreso (visión optimista del futuro) y el humanismo (confianza en el ser humano y sus proyectos). En este contexto, la relación fe-razón necesariamente se reconfigura.

Por su parte, el doctor Ricardo Rivas dictó la conferencia “Religiosidad en una sociedad tecnocrática globalizada”. En ella, la tesis que sostuvo el profesor Rivas afirmaba que el panorama religioso que puede apreciarse en la sociedad actual, en particular en sociedades racionalizadas, tecnificadas, y modernizadas, no significa que el paradigma de la secularización haya sido destronado de la modernidad occidental. Dicho paradigma se ha basado en la ecuación lineal en la que se identifican modernidad = secularización = capitalismo = racionalidad, ecuación que no ha sido falsada; sin embargo, la complejidad de las sociedades actuales –tanto modernas como tradicionales– obliga a repensar ese paradigma en términos de que, pese a rasgos modernizadores en muchas sociedades tocadas por la “globalización”, dicha ecuación no se verifica del mismo modo y siguiendo un único patrón evolutivo. Prueba de ello es que en sociedades globalizadas y altamente tecnificadas conviven comportamientos religiosos, míticos, mágicos, al mismo tiempo con explicaciones racionales para los diferentes procesos sociales, como la política, la economía, el derecho, la moral. En suma, el panorama religioso actual es de un mosaico religioso plural y multicolor; en contra de la idea del sociólogo alemán Max Weber, de que la sociedad moderna sería necesariamente una sociedad “desencantada”, es decir, desacralizada, no-religiosa, estamos presenciando un “reencantamiento” pero este mismo proceso es derivado de la desmonopolización religiosa y de la secularización que se inicia con la Reforma luterana, que recién conmemoró 500 años. Así pues, la secularización no significa la aniquilación de la religión en las sociedades modernas, sino que da pie al pluralismo heteromorfo y heterogéneo, el cual representa un desafío para una tradición religiosa como la cristiana que se ha asumido desde sus orígenes no sólo como verdadera, sino en la que “la Verdad misma se ha revelado” en el misterio de la “encarnación del Verbo”. Por tanto, en la perspectiva del doctor Rivas, la secularización no debe ser vista como el enemigo de la religión, como puede constatarse con la proliferación de movimientos, denominaciones y sectas religiosas en Estados Unidos, sino como un elemento que necesario para entender el estado actual de la religiosidad, así como un instrumento para la propia evaluación de esa misma religiosidad, que nos ayude a distinguir entre una religiosidad ilustrada y crítica respecto de religiosidades difusas, míticas, mágicas y acríticas.

AUTOR: Dr. Ricardo Rivas García, director académico de Investigación

 

* Las opiniones vertidas en las notas son responsabilidad de los autores y no reflejan una postura institucional