Uno de los orgullos de cuna mexicana, nacido en Oaxaca el 27 de febrero de 1882, es el maestro José María Albino Vasconcelos Calderón. Maestro, filósofo, abogado, escritor y promotor de grandes modificaciones a los sistemas imperantes en épocas en las que la educación mexicana era aún una transmisión literal de los aprendizajes permeados por el espíritu positivista heredado de las reformas de Gabino Barreda. Defensor de la educación a comunidades rurales y a poblaciones de personas indígenas, promovió la creación de bibliotecas y acervos para que la literatura y el conocimiento estuvieran al alcance de todos los ciudadanos.
Su ideal de unificar a la nación mediante la educación le generó críticas severas tildando sus propuestas como antiindigenistas; sin embargo, basta comprender su obra La raza cósmica para darse cuenta de que su utopía de unificar América no era a costa de la negación y extinción de la raza india.
Fue un gran impulsor de la creación de numerosos centros educativos a nivel rural y urbano. Buscó unificar los sistemas educativos entre diferentes países latinoamericanos y México. Tenía una visión integradora de la educación que le llevaba a considerarla como el más grande derecho fundamental de las personas.
Vasconcelos tenía una mentalidad innovadora, propositiva y creadora de vínculos y prospectiva. Consideraba que la forma más eficaz de hacer crecer a estudiantes, artistas, escritores y ciudadanos en general era vincularles con otros entornos; creía que promover el arte y la literatura eran herramientas vitales para hacer crecer al país y lograr la identidad nacional que, desde la consumación de la revolución, no había conseguido consolidarse en el espíritu y la conciencia de los mexicanos.
Sus acciones trascendieron el dominio local y se convirtió en el facilitador para que los muralistas y eruditos mexicanos fueran conocidos en territorios lejanos. Vasconcelos defendía la naturaleza del conocimiento autóctono y promovía la interacción de los saberes internos y externos de México. Primer secretario de Educación, creador de la Secretaría de Educación Pública en 1921, instancia desde la que aprovecharía hasta la mínima oportunidad para modernizar el sistema educativo mexicano por medio de las misiones culturales. No obstante, su propuesta de unidad nacional mediante la educación le hizo acreedor de diversos enemigos del gremio político.
Queda un legado indescriptible a partir de la vida del Maestro de la Juventud de América, cuyas ideas representan hasta el día de hoy una de las metas a alcanzar por nuestros procesos educativos. Los postulados actuales que rigen al constructivismo como forma acertada de aprender y enseñar tienen gran semejanza con las ideas de Vasconcelos, aunque él fue un gran cuestionador del pensamiento de Dewey.
Lo que comenzaría en el Ateneo de la juventud, lo concretaría, en gran medida, los tres años que ejerció como secretario de Educación Pública. Su idea de permitir a los estudiantes el acceso a la cultura, la necesidad de que se convirtieran en parte activa de la sociedad para transformarla, la protección del derecho a la educación y la necesidad de educar para pensar son elementos que nos llevan a reconocer a Vasconcelos como un hombre visionario de la sociedad, un hombre que se adelantó por mucho a su época. Comprender las facetas más emblemáticas de él, como político y educador, es comprender, a su vez, uno de los momentos determinantes en la solidificación del Sistema Educativo Nacional.
Próximamente se conmemora el 139 natalicio de tan ilustre y visionario mexicano, José Vasconcelos, el «maestro de la juventud de América».
Referencias
José Vasconcelos, Maestro de la Juventud de América. Recuperado de www.gob.mx
Ruiza, M., T. Fernández, y E. Tamaro (2004). “Biografía de José Vasconcelos”, en Biografías y vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/vasconcelos.htm. (Fecha de consulta: 14 de febrero de 2021.
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