El momento en que vivimos es complejo para todos. El cambio de nuestra rutina, muchas veces acelerada, el distanciamiento de personas queridas y de actividades nos direcciona a algo a lo que no estamos acostumbrados: el contacto con uno mismo. Tener conciencia de nuestros pensamientos y emociones los cuales muchas veces ignoramos implica entender cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con aquellos con los que, tal vez ahora, debamos compartir más espacio y tiempo. Es un momento que exige de nosotros una reorganización y para algunos puede resultar aterrorizante.
Antes que nada, es fundamental atender algunos aspectos; por ejemplo, el exceso de información y la calidad de ésta. No compartir fake news o informaciones distorcionadas y sin bases científicas es una obligación ciudadana de autocrítica y denuncia.
Es muy probable que tengas dudas, miedos, dificultades económicas, preocupación por enfermarte o ser el responsable de que otras personas de tu familia no se enfermen. Existe la preocupación común de cuánto durará la pandemia y del futuro inmediato. Por eso, te planteo un café contigo mismo, un “café terapéutico”, como una propuesta de diálogo interno y de autopercepción en el deberás preguntarte a ti mismo lo siguiente:
• ¿He establecido un horario para dormir y despertarme? Un mal descanso provoca consecuencias psicológicas y físicas negativas, como la disminución de atención y concentración, lentitud de pensamiento, irritabilidad y puede favorecer el desarrollo de la ansiedad y depresión.
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