Observatorio Intercontinental de la Religiosidad Popular
El Observatorio Intercontinental de la Religiosidad Popular “Alonso Manuel Escalante”, nace oficialmente el 31 de octubre de 2014 en el evento de presentación de esta instancia académica en el Auditorio Fray Bartolomé de Las Casas, en la Universidad Intercontinental. Sin embargo, como todo nacimiento, fue culmen de un largo proceso de gestación donde las redes interpersonales e interinstitucionales jugaron un papel decisivo para configurar este Observatorio como lo que es: una instancia académica colegiada que respeta la proveniencia doctrinal, disciplinar e institucional de cada miembro, convirtiéndose en espacio de interacción de los congregados por un tema común, a saber, la religiosidad popular y problemas socio-culturales implícitos en ella.

La fecha de fundación fue escogida a propósito dada su cercanía con la fiesta de muertos en México, una de las principales fiestas populares de presencia ominabarcante en nuestro país. Desde este punto de vista, el Observatorio de la Religiosidad Popular pretende ser una instancia catalizadora de las fuerzas ya presentes en la práctica docente de la Universidad Intercontinental, a través de los programas de licenciatura y posgrado de filosofía y teología. Los alumnos que atienden a estos programas, son en su gran mayoría formandos de diversas casas religiosas cuyos carismas los encausan a la primera línea de actividad evangelizadora, muchos de ellos con experiencia pastoral previa o con actividad pastoral paralela a su formación académica. Ellos son un gran impulso para concretar este proyecto que posibilita prolongar los lazos de interacción, intercambio de ideas, y posibilidades de colaboración, más allá del tiempo que dura su formación individual, creando nexos fuertes con las comunidades de procedencia. A la par los docentes interesados en las temáticas afines contarán con un espacio de reflexión que pretende cristalizar sus aportes en publicaciones concernientes a estas temáticas que puedan generar un acervo de referencia para las futuras generaciones que compartirán este espacio académico. Dada la naturaleza de la identidad de la Universidad Intercontinental, fundada por los Misioneros de Guadalupe, el papel que juegan los programas de filosofía y teología, no es para nada secundario, sino esencial en la vinculación de la academia y la vida cristiana comprometida a exaltar los valores humanos, su dignidad y sentido trascendente. Partiendo de lo anterior, este Observatorio pretende vigorizar las vías de intercomunicación entre la docencia y vida académica, con la actividad pastoral, en contextos marginales donde se requiere una reflexión profunda acerca de las posibilidades de acción y consecuencias sociales de la intervención pastoral, con miras a ganar en profundidad de entendimiento de la alteridad, su respeto y posibilidades no violentas de contacto intercultural e interreligioso. En todo sentido, estas pretensiones coadyuvarán a un óptimo desarrollo de la misión ad gentes, que en décadas recientes, ha venido integrando cada vez más, los soportes teóricos provistos por las Ciencias Sociales, como eficientes auxiliares en la prosecución de sus fines propios. Así, me parece que este proyecto no es para nada sustentable en el aislamiento, pues desde su fundación nació como catalizador de fuerzas ya existentes y operantes en el campo académico, pastoral y de acción social, por lo tanto concluyo que está en completa sintonía con el ideario de la Universidad Intercontinental y los Misioneros de Guadalupe, en el proyecto actual de perfilar una identidad misionera de la UIC:
Acorde con el ideario de la Universidad, y el origen misionero de nuestro Instituto, toca decir que la vocación a la cual queremos responder como institución de educación superior es la de velar y promover una cultura humanista en el más amplio sentido del término; una cultura que en el momento actual destaque los derechos humanos y los hábitos de la democracia de entre las diversas prácticas que constituyen la vida social. (Cfr. Consejo de Gobierno, Identidad Misionera de la Universidad Intercontinental, México, UIC, 2016, p. 6.).
Así, nos congratulamos de que este Observatorio coadyuve a vigorizar las vías de intercomunicación entre la docencia y vida académica, con la actividad pastoral, en contextos marginales donde se requiere una reflexión profunda acerca de las posibilidades de acción y consecuencias sociales de la intervención pastoral, con miras a ganar en profundidad de entendimiento de la alteridad, su respeto y posibilidades no violentas de contacto intercultural e interreligioso.
El acercamiento práctico y teórico de las distintas manifestaciones de religiosidad en la pluralidad de voces de nuestro país, desde un enfoque interdisciplinario, dialógico e incluyente.
El Observatorio Intercontinental sobre la Religiosidad Popular “Alonso Manuel Escalante”, para el Instituto Intercontinental de Misionología de la UIC y para todos los interesados en el tema, es un instrumento primordial que ofrece formas estudio, reflexión, investigación, experiencia y presentación de propuestas desde las ciencias, para la consecución de una misión común que se asume: descubrir y valorar, reconocer y conservar, defender y proponer -en unidad y comunión aquellos elementos esenciales que desde la religiosidad popular se orientan al cuidado del mundo, así como, a la vida digna y plena de todo el ser humano y de todos los seres humanos. Lleva el nombre de Alonso Manuel Escalante fundador de los Misioneros de Guadalupe, herencia misionera para el mundo y realización concreta del espíritu que anima este Observatorio. El lema episcopal de Monseñor Escalante: Maior Caritas, señala la orientación y la inspiración primigenia de todas las misiones humanas en la claridad de la misión cristiana. La Religiosidad Popular es ella misma una invitación para asumir la orientación e inspiración de este Observatorio, así como, para realizar la tarea de unir sin confundir -sin buscar uniformar en homogeneidad las ciencias o sus propuestas- sino trabajar en pro de una comunión que lleve a respetar las diferencias y a buscar el enriquecimiento recíproco sin propiciar división. En este campo la historia, la teología, la filosofía y todas las ciencias sociales y antropológicas poseen una riqueza de aportaciones valederas que pueden generar un futuro fecundo.
Partimos de la siguiente definición de Observatorio: un conjunto dinámico de actividades y productos que toma diferentes modalidades y dimensiones, dependiendo de los objetivos y necesidades de la entidad que los genera y que a manera de testimonio narren la riqueza de las manifestaciones de la religiosidad popular. En este contexto, las actividades que debe cumplir son fundamentalmente cinco:
– La recolección y manejo de la información sobre las diferentes expresiones religiosas populares.
– El monitoreo multidisciplinar de dichos fenómenos, sus formas expresivas e interrelación con otros fenómenos similares.
– La investigación en tópicos afines a la religiosidad popular.
– La formulación de propuestas de líneas pastorales incluyentes, dialógicas e integradoras.
– La difusión de los productos elaborados tendientes a la vinculación entre la academia y la vida (difusión a través de editorial, cursos, eventos, talleres, diplomados, etc.).
Nótese que, al ser definido como un conjunto de actividades y productos, un observatorio no necesita de personalidad jurídica para poder operar y puede funcionar indiferentemente como un proyecto de entidades tanto públicas como privadas.
Teóricamente, este Observatorio reconoce que el análisis de los fenómenos religiosos populares necesariamente implica cuestiones de interculturalidad. La correspondencia de estas manifestaciones en constante referencia a la instancia oficial, de forma ya sea amigable o conflictiva, involucra segmentos sociales diversos que intervienen en la conformación de un todo. En Latinoamérica, la peculiaridad del proceso evangelizador implicó procesos culturales en las sociedades nativas que llevaron a una integración local del mensaje cristiano, reformulado desde los símbolos autóctonos, en una integración de ese mensaje en el proceso histórico propio de las culturas receptoras. Si se quiere, podría decirse que el mensaje cristiano se reformuló traduciéndose a un lenguaje entendible, coherente y significativo de acuerdo al horizonte de sentido propio de las culturas indígenas, que –de esta forma- se apropiaron del cristianismo desde su propio proceso selectivo y dinámico que logró integrarlo en su mundo simbólico desde su propio lenguaje religioso y entendimiento ancestral de lo sagrado. Este tipo de fenómenos no son privativos de contextos indígenas, pues florecen en contextos semiurbanos y urbanos en sectores obreros, marginales o de una u otra forma segregados hacia la periferia. Sin embargo, también en esos contextos encontramos la distinción básica de sectores sociales que viven bajo parámetros centralizados y otros que se alejan de la interpretación centralizada en una referencia constante a ese centro pero viviendo una relación de cierta autonomía interpretativa validada no por la oficialidad sino por el grupo que localmente da fuerza y vigor a esa manifestación religiosa específica que le resulta significativa en su propio contexto histórico y realidad existencial concreta y particular. Desde las ciencias sociales, hay un interés enorme por entender, comprender y profundizar en estas expresiones religiosas populares, valorándolas como expresiones de identidad, cobijo y pertenencia social en contextos culturales muy castigados históricamente y relegados al desprecio, nulificación y abajamiento. Al mismo tiempo, también desde la labor pastoral de la iglesia, hay un genuino y sincero interés por valorar y compenetrarse en estas expresiones religiosas, tal vez no de todos los sectores y tendencias, pero es un sentir que crece entre muchos pastores interpelados por un ámbito social general de apertura y pluralidad.
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Manifiesto
Observatorio Intercontinental Alonso Manuel Escalante sobre la religiosidad popular
El Observatorio Intercontinental Alonso Manuel Escalante sobre la religiosidad popular, bajo la presidencia del Padre Juan José Luna Erreguerena, Superior General del Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras (Misioneros de Guadalupe), así como Presidente del Consejo de Gobierno de la Universidad Intercontinental (UIC), y bajo la dirección del Sr. Ing. Bernardo Ardavín Migoni, rector de dicha universidad, ha sido creado como espacio de estudio, reflexión, investigación, intercambio de experiencias y propuestas, que llevan a descubrir y valorar, reconocer y conservar, defender y proponer interdisciplinarmente, el conjunto de las creencias selladas por Dios, las actitudes básicas que de estas convicciones se derivan y las expresiones culturales que legítimamente buscan alcanzar todos aquellos
elementos esenciales, que desde la religiosidad popular, se orientan al cuidado del mundo y a la vida digna y plena de todo el ser humano y de todos los seres humanos. Este Observatorio, asumiendo la visión y misión institucional, se inserta dentro de la Coordinación de Humanidades compuesta fundamentalmente por Filosofía y Teología; por ello, la Religiosidad Popular aquí es considerada no solamente como la búsqueda natural de la divinidad, por parte del ser humano, sino también como manifestación personal del Dios Viviente que inicia un diálogo de amor con la humanidad, para comunicar su Espíritu de verdad y revelarnos el misterio de su unidad y comunión. Presencia que descubrimos revestida en las formas históricas y culturales de cada pueblo. Somos conscientes que este misterio es tan rico y tan profundo que siempre nos supera pero que puede ser mayormente comprendido cuando se comparte con una actitud humilde y testimonial de quien siempre sabe aprender. Lleva el nombre de Monseñor Alonso Manuel Escalante, fundador de los Misioneros de Guadalupe, cuyo lema episcopal “Maior Caritas” resume también el espíritu de este Observatorio. Su figura crece con el tiempo y, como lo hizo en vida, trasciende fronteras para encontrarse, a través de sus misioneros, con personas de diferente raza, condición social, cultura y religión, con la firme convicción de que la fuente, el medio y la meta de toda relación verdaderamente humana y la realización de cualquier vocación y misión es y seguirá siendo la Caridad gratuita y universal de Dios, que congrega a todos en un mismo espíritu de unidad y hace posible la verdadera comunión en el respeto a las diferencias.
En el espíritu de apertura, diálogo y reciprocidad, este Observatorio buscará compartir interdisciplinarmente los resultados de las tareas señaladas en el objetivo para analizar, desde las ciencias y desde la fe, las diversas formas culturales que el pueblo adopta legítimamente como expresión religiosa y modo de vivir su fe. Respetará la pluralidad ideológica y disciplinar y fomentará los puntos de encuentro y enriquecimiento recíproco. El Observatorio estará en comunicación continua con sus integrantes y cada tres meses se les convocará para evaluar las tareas y resultados, así como los proyectos para el crecimiento y profundización de las tareas propias. A todos los miembros, al inicio de cada año civil, se les dará a conocer el calendario de reuniones, así como los lugares y agendas a seguir. En caso de no poder asistir a esas reuniones, los miembros recibirán la información de todo lo relacionado con el buen desarrollo de las tareas del Observatorio. Habrá al menos una publicación anual que reúna los trabajos de los miembros.
Tlalpan, México, D.F., a 31 de octubre de 2014
Texto protocolar
Crónica de la fundación
La fecha de fundación fue escogida a propósito dada su cercanía con la fiesta de muertos en México, una de las principales fiestas populares de presencia ominabarcante en nuestro país. Desde este punto de vista, el Observatorio de la Religiosidad Popular pretende ser una instancia catalizadora de las fuerzas ya presentes en la práctica docente de la Universidad Intercontinental, a través de los programas de licenciatura y posgrado de filosofía y teología. Los alumnos que atienden a estos programas, son en su gran mayoría formandos de diversas casas religiosas cuyos carismas los encausan a la primera línea de actividad evangelizadora, muchos de ellos con experiencia pastoral previa o con actividad pastoral paralela a su formación académica. Ellos son un gran impulso para concretar este proyecto que posibilita prolongar los lazos de interacción, intercambio de ideas, y posibilidades de colaboración, más allá del tiempo que dura su formación individual, creando nexos fuertes con las comunidades de procedencia. A la par los docentes interesados en las temáticas afines contarán con un espacio de reflexión que pretende cristalizar sus aportes en publicaciones concernientes a estas temáticas que puedan generar un acervo de referencia para las futuras generaciones que compartirán este espacio académico. Dada la naturaleza de la identidad de la Universidad Intercontinental, fundada por los Misioneros de Guadalupe, el papel que juegan los programas de filosofía y teología, no es para nada secundario, sino esencial en la vinculación de la academia y la vida cristiana comprometida a exaltar los valores humanos, su dignidad y sentido trascendente. Partiendo de lo anterior, este Observatorio pretende vigorizar las vías de intercomunicación entre la docencia y vida académica, con la actividad pastoral, en contextos marginales donde se requiere una reflexión profunda acerca de las posibilidades de acción y consecuencias sociales de la intervención pastoral, con miras a ganar en profundidad de entendimiento de la alteridad, su respeto y posibilidades no violentas de contacto intercultural e interreligioso. En todo sentido, estas pretensiones coadyuvarán a un óptimo desarrollo de la misión ad gentes, que en décadas recientes, ha venido integrando cada vez más, los soportes teóricos provistos por las Ciencias Sociales, como eficientes auxiliares en la prosecución de sus fines propios. Así, me parece que este proyecto no es para nada sustentable en el aislamiento, pues desde su fundación nació como catalizador de fuerzas ya existentes y operantes en el campo académico, pastoral y de acción social, por lo tanto concluyo que está en completa sintonía con el ideario de la Universidad Intercontinental y los Misioneros de Guadalupe, en el proyecto actual de perfilar una identidad misionera de la UIC:
Acorde con el ideario de la Universidad, y el origen misionero de nuestro Instituto, toca decir que la vocación a la cual queremos responder como institución de educación superior es la de velar y promover una cultura humanista en el más amplio sentido del término; una cultura que en el momento actual destaque los derechos humanos y los hábitos de la democracia de entre las diversas prácticas que constituyen la vida social. (Cfr. Consejo de Gobierno, Identidad Misionera de la Universidad Intercontinental, México, UIC, 2016, p. 6.).
Así, nos congratulamos de que este Observatorio coadyuve a vigorizar las vías de intercomunicación entre la docencia y vida académica, con la actividad pastoral, en contextos marginales donde se requiere una reflexión profunda acerca de las posibilidades de acción y consecuencias sociales de la intervención pastoral, con miras a ganar en profundidad de entendimiento de la alteridad, su respeto y posibilidades no violentas de contacto intercultural e interreligioso.
El acercamiento práctico y teórico de las distintas manifestaciones de religiosidad en la pluralidad de voces de nuestro país, desde un enfoque interdisciplinario, dialógico e incluyente.
El Observatorio Intercontinental sobre la Religiosidad Popular “Alonso Manuel Escalante”, para el Instituto Intercontinental de Misionología de la UIC y para todos los interesados en el tema, es un instrumento primordial que ofrece formas estudio, reflexión, investigación, experiencia y presentación de propuestas desde las ciencias, para la consecución de una misión común que se asume: descubrir y valorar, reconocer y conservar, defender y proponer -en unidad y comunión aquellos elementos esenciales que desde la religiosidad popular se orientan al cuidado del mundo, así como, a la vida digna y plena de todo el ser humano y de todos los seres humanos. Lleva el nombre de Alonso Manuel Escalante fundador de los Misioneros de Guadalupe, herencia misionera para el mundo y realización concreta del espíritu que anima este Observatorio. El lema episcopal de Monseñor Escalante: Maior Caritas, señala la orientación y la inspiración primigenia de todas las misiones humanas en la claridad de la misión cristiana. La Religiosidad Popular es ella misma una invitación para asumir la orientación e inspiración de este Observatorio, así como, para realizar la tarea de unir sin confundir -sin buscar uniformar en homogeneidad las ciencias o sus propuestas- sino trabajar en pro de una comunión que lleve a respetar las diferencias y a buscar el enriquecimiento recíproco sin propiciar división. En este campo la historia, la teología, la filosofía y todas las ciencias sociales y antropológicas poseen una riqueza de aportaciones valederas que pueden generar un futuro fecundo.
Partimos de la siguiente definición de Observatorio: un conjunto dinámico de actividades y productos que toma diferentes modalidades y dimensiones, dependiendo de los objetivos y necesidades de la entidad que los genera y que a manera de testimonio narren la riqueza de las manifestaciones de la religiosidad popular. En este contexto, las actividades que debe cumplir son fundamentalmente cinco:
– La recolección y manejo de la información sobre las diferentes expresiones religiosas populares.
– El monitoreo multidisciplinar de dichos fenómenos, sus formas expresivas e interrelación con otros fenómenos similares.
– La investigación en tópicos afines a la religiosidad popular.
– La formulación de propuestas de líneas pastorales incluyentes, dialógicas e integradoras.
– La difusión de los productos elaborados tendientes a la vinculación entre la academia y la vida (difusión a través de editorial, cursos, eventos, talleres, diplomados, etc.).
Nótese que, al ser definido como un conjunto de actividades y productos, un observatorio no necesita de personalidad jurídica para poder operar y puede funcionar indiferentemente como un proyecto de entidades tanto públicas como privadas.
Teóricamente, este Observatorio reconoce que el análisis de los fenómenos religiosos populares necesariamente implica cuestiones de interculturalidad. La correspondencia de estas manifestaciones en constante referencia a la instancia oficial, de forma ya sea amigable o conflictiva, involucra segmentos sociales diversos que intervienen en la conformación de un todo. En Latinoamérica, la peculiaridad del proceso evangelizador implicó procesos culturales en las sociedades nativas que llevaron a una integración local del mensaje cristiano, reformulado desde los símbolos autóctonos, en una integración de ese mensaje en el proceso histórico propio de las culturas receptoras. Si se quiere, podría decirse que el mensaje cristiano se reformuló traduciéndose a un lenguaje entendible, coherente y significativo de acuerdo al horizonte de sentido propio de las culturas indígenas, que –de esta forma- se apropiaron del cristianismo desde su propio proceso selectivo y dinámico que logró integrarlo en su mundo simbólico desde su propio lenguaje religioso y entendimiento ancestral de lo sagrado. Este tipo de fenómenos no son privativos de contextos indígenas, pues florecen en contextos semiurbanos y urbanos en sectores obreros, marginales o de una u otra forma segregados hacia la periferia. Sin embargo, también en esos contextos encontramos la distinción básica de sectores sociales que viven bajo parámetros centralizados y otros que se alejan de la interpretación centralizada en una referencia constante a ese centro pero viviendo una relación de cierta autonomía interpretativa validada no por la oficialidad sino por el grupo que localmente da fuerza y vigor a esa manifestación religiosa específica que le resulta significativa en su propio contexto histórico y realidad existencial concreta y particular. Desde las ciencias sociales, hay un interés enorme por entender, comprender y profundizar en estas expresiones religiosas populares, valorándolas como expresiones de identidad, cobijo y pertenencia social en contextos culturales muy castigados históricamente y relegados al desprecio, nulificación y abajamiento. Al mismo tiempo, también desde la labor pastoral de la iglesia, hay un genuino y sincero interés por valorar y compenetrarse en estas expresiones religiosas, tal vez no de todos los sectores y tendencias, pero es un sentir que crece entre muchos pastores interpelados por un ámbito social general de apertura y pluralidad.
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Observatorio Intercontinental Alonso Manuel Escalante sobre la religiosidad popular
El Observatorio Intercontinental Alonso Manuel Escalante sobre la religiosidad popular, bajo la presidencia del Padre Juan José Luna Erreguerena, Superior General del Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras (Misioneros de Guadalupe), así como Presidente del Consejo de Gobierno de la Universidad Intercontinental (UIC), y bajo la dirección del Sr. Ing. Bernardo Ardavín Migoni, rector de dicha universidad, ha sido creado como espacio de estudio, reflexión, investigación, intercambio de experiencias y propuestas, que llevan a descubrir y valorar, reconocer y conservar, defender y proponer interdisciplinarmente, el conjunto de las creencias selladas por Dios, las actitudes básicas que de estas convicciones se derivan y las expresiones culturales que legítimamente buscan alcanzar todos aquellos
elementos esenciales, que desde la religiosidad popular, se orientan al cuidado del mundo y a la vida digna y plena de todo el ser humano y de todos los seres humanos. Este Observatorio, asumiendo la visión y misión institucional, se inserta dentro de la Coordinación de Humanidades compuesta fundamentalmente por Filosofía y Teología; por ello, la Religiosidad Popular aquí es considerada no solamente como la búsqueda natural de la divinidad, por parte del ser humano, sino también como manifestación personal del Dios Viviente que inicia un diálogo de amor con la humanidad, para comunicar su Espíritu de verdad y revelarnos el misterio de su unidad y comunión. Presencia que descubrimos revestida en las formas históricas y culturales de cada pueblo. Somos conscientes que este misterio es tan rico y tan profundo que siempre nos supera pero que puede ser mayormente comprendido cuando se comparte con una actitud humilde y testimonial de quien siempre sabe aprender. Lleva el nombre de Monseñor Alonso Manuel Escalante, fundador de los Misioneros de Guadalupe, cuyo lema episcopal “Maior Caritas” resume también el espíritu de este Observatorio. Su figura crece con el tiempo y, como lo hizo en vida, trasciende fronteras para encontrarse, a través de sus misioneros, con personas de diferente raza, condición social, cultura y religión, con la firme convicción de que la fuente, el medio y la meta de toda relación verdaderamente humana y la realización de cualquier vocación y misión es y seguirá siendo la Caridad gratuita y universal de Dios, que congrega a todos en un mismo espíritu de unidad y hace posible la verdadera comunión en el respeto a las diferencias.
En el espíritu de apertura, diálogo y reciprocidad, este Observatorio buscará compartir interdisciplinarmente los resultados de las tareas señaladas en el objetivo para analizar, desde las ciencias y desde la fe, las diversas formas culturales que el pueblo adopta legítimamente como expresión religiosa y modo de vivir su fe. Respetará la pluralidad ideológica y disciplinar y fomentará los puntos de encuentro y enriquecimiento recíproco. El Observatorio estará en comunicación continua con sus integrantes y cada tres meses se les convocará para evaluar las tareas y resultados, así como los proyectos para el crecimiento y profundización de las tareas propias. A todos los miembros, al inicio de cada año civil, se les dará a conocer el calendario de reuniones, así como los lugares y agendas a seguir. En caso de no poder asistir a esas reuniones, los miembros recibirán la información de todo lo relacionado con el buen desarrollo de las tareas del Observatorio. Habrá al menos una publicación anual que reúna los trabajos de los miembros.
Tlalpan, México, D.F., a 31 de octubre de 2014