Muchas veces en clase utilizamos la frase: en el mundo real, y siempre la terminamos con: será diferente o será otra cosa. Pero nunca se habla realmente de la situación futura del mundo laboral. Y es por eso que, quisiera hablar del mundo real de la arquitectura y el primer contacto con éste.
La arquitectura en las aulas
Empecemos por el lugar del problema: la escuela; pues durante la carrera estudiamos a grandes arquitectos y sus obras. Lo que nos lleva a enamorarnos de la arquitectura sensorial de Luis Barragán, el funcionalismo de Villagrán o la geometría de Félix Candela.
En clase, imitábamos sus conceptos, los aplicábamos en nuestros proyectos y nos veíamos recibiendo premios, saliendo en revistas y hablando en foros. Pero… ¿realmente pasa eso? Siempre que me lo preguntan, respondo con lo que me comentó mi primer jefe cuando me contrató:
«Imagina que eres un receptor debutante de los Steelers, te mandan un pase largo, y aunque anotas, apenas tocas el balón y… ¡No viste venir al linebacker de 120 kilos que te apagó las luces!»
La arquitectura más allá del salón de clases
Así es la primera experiencia con la arquitectura. Ya graduado, entras a una constructora con todos los ánimos, cuando de repente ya estás saliendo hasta la madrugada. Y es real, sales de la oficina, con un tic en el ojo y con junta a las 8 con el cliente.
Esto quiere decir que no nos enseñan que “el mundo real” es cansado, desgastante y con muchos tropiezos. Pero si todo es tan malo ¿Por qué sigue habiendo arquitectos?
El mundo de la arquitectura
La respuesta es realmente compleja, pues aunque nos esforcemos, lo más gratificante de ser arquitecto no se puede enseñar en un salón de clases. Es en el mundo real cuando se siente por primera vez el orgullo de que te digan Arqui. O cuando te felicitan por tu diseño o tu primer pago como arquitecto. Incluso, las taquizas los días de colado y las amistades que forjarás en el camino.
Descubrir que, en el mundo real, arquitecto no es el que recibe el premio a la obra del año. Sino el que recibe las gracias de la familia que confío en ti, pues vale más la confianza que todo lo demás.
Al final, querido futuro arquitecto, el mundo real, es algo que no se puede explicar ni en clase o en estas líneas. Lo tienes que vivir por tu cuenta pero eso sí, es seguro que va a doler y todo lo que sufras, valdrá totalmente la pena…
Para saber más:
Licenciatura en Arquitectura, Universidad Intercontinental.