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marzo 12, 2020

En el marco de los hechos acontecidos en Japón el 11 de marzo de 2011, el  jueves 12 de marzo, en el Aula Magna del Seminario de Misiones, se presentó la maestra japonesa Yukiko Nagaoka quien compartió con un público integrado principalmente por estudiantes de sexto semestre de bachillerato, Licenciatura en Teología y alumnos de japonés,  su experiencia durante el sismo, tsunami y explosión en la planta de Fukushima.

Tras una breve explicación  y una oración por parte del padre David Félix Uribe, MG, director divisional del Instituto Intercontinental de Misionología, los asistentes guardaron un minuto de silencio por las víctimas de las catástrofes en Japón y por las del sismo en México en 2017.

Acto seguido, se presentó un video en el que los presentes pudieron dimensionar las calamidades ocurridas y las reacciones de las víctimas: el 11 de marzo de 2011, a las 2:46 pm,  un terremoto de magnitud 9.0 escala Richter azotó el centro y noreste de Japón, provocando sucesivamente olas de maremoto hasta de más de 30 metros de altura. El epicentro se registró  a 373 kilómetros al noreste de Tokio y a 130 kilómetros de la ciudad de Sendai. La causa fue la ruptura entre los límites de las placas tectónicas del Pacífico y de Norteamérica. El profesor Satoko Oki, miembro del Centro de Investigación de sismología de la Universidad de Tokio, informó que un temblor de esta magnitud ocurre únicamente cada mil años. Las consecuencias de este devastador terremoto y tsunami fueron  incontables, como la destrucción de las principales carreteras y líneas ferroviarias del centro y noreste de Japón, la falta de energía eléctrica y graves fallas en el sistema telefónico. Todo esto provocó que ciudades enteras quedaran incomunicadas por horas, días e incluso semanas, además de incontables pérdidas humanas.

La maestra, después de narrar su experiencia en medio del tráfico ocasionado por los sucesos y su inquietud por estar lejos de su hijo y de su marido enfermo, invitó a los estudiantes a reunirse en equipos y plantear su experiencia y aprendizaje tras el temblor de 2017 en la Ciudad de México y las imágenes del video y las fotografías que ella mostró.

Entre otras conclusiones que comentó un miembro de cada uno de los equipos, se expuso la necesidad de crear conciencia ante este tipo de eventos y respetar las indicaciones para evitar más accidentes.

Por último, la física japonesa dirigió un mensaje en el que expresa que, a pesar de que contra la naturaleza es imposible meterse, es necesario no perder la esperanza: “No hay que dejar pasar la oportunidad de  aprender del encuentro con los fenómenos naturales, porque es un hecho que no podemos detener estos desastres. Es mejor estar preparados y fomentar una cultura de prevención.  Experimentar  encuentros  con la naturaleza fomentará en nosotros una cultura de prevención. En otras palabras, dentro  de un armónico encuentro con la naturaleza fomentemos una educación hacia la prevención. Ustedes son muy jóvenes,  los invito a tener experiencias que los forjen y les de la fuerza de  pasar todo tipo de obstáculos a los que se enfrenten en  sus vidas. Y aunque se enfrenten a situaciones y experiencias dolorosas no se desanimen ni pierdan la esperanza. Ayúdense mutuamente en los momentos de dificultad y recuerden a las personas que los quieren. Les deseo lo mejor”, finalizó.

* Las opiniones vertidas en las notas son responsabilidad de los autores y no reflejan una postura institucional