Autor UIC

Escrito por: Mtro. Jorge Luis Ortiz Rivera
Instituto Intercontinental de Misionollogía
abril 9, 2020

El poeta, jurista y filósofo Andrés Bello escribía en el siglo XIX:

En los zarzales del camino deja

alguna cosa cada cual; la oveja

su blanca lana, el hombre su virtud.

Por poco que se analicen estos versos, puede descubrirse claramente un recurso literario llamado comparación. Así, como las ovejas al ir a pastar, cuando se enredan en las espinas de los arbustos, no dejan un balido ni un enojo, sino lo que es más apreciado en ellas, su lana; de la misma manera, el ser humano ha de dejar virtud en las espinas de la vida.

Pero… un momento, ¿qué es eso de virtud? Los antiguos griegos usaban el término areté, el cual posee la misma raíz de aristos, que significa el mejor, por eso Aristóteles la consideraba como la cualidad de ser excelente. Si esto es así, entonces el poema de Bello invita a dejar lo mejor de uno mismo en las dificultades del camino.

Con esto en mente, es bueno introducirse en el contexto actual. La pandemia del Covid-19 ha provocado que muchas personas en nuestro país deban permanecer confinadas en sus hogares para evitar el contagio. Una espina que no todos esperaban y menos en época de vacaciones. Se han venido abajo muchos sueños, planes y deseos.

La respuesta ante esta situación, la cual no depende de nuestra voluntad terminarla, es hacer aquello que sí depende de nuestra voluntad: responder virtuosamente.

Por ello, en medio de muchos días encerrados en casa, lo primero que habrá de distinguirse es aquello que nos aleja de un comportamiento virtuoso. Se debe tener cuidado de no convertir nuestro único medio para conservar las relaciones sociales, educativas, laborales en un arma que debilite nuestra seguridad y desarrollo personal. Me refiero a los medios electrónicos de comunicación.

Ellos, por sí mismos, no son malos, ni inducen al mal. Es el uso que se haga de ellos. En este tiempo, es un buen momento para probar hacer algo nuevo siguiendo un tutorial propuesto en alguna red social; por ejemplo, aprender a hacer una mejora en casa por el mismo medio; utilizar los grupos de redes sociales para lograr salir del asilamiento y, quizá, organizarse para que uno a la semana vaya a hacer las compras de varias familias logrando, así, el aislamiento terapéutico.

Existen plataformas que te permiten practicar la gramática y pronunciación de un idioma extranjero, páginas en las cuales pueden repasarse algunos temas del ciclo escolar… en fin, lo cierto es que posibilidades hay muchas. Lo peor que pudiera ocurrir es que este tiempo de confinamiento forzoso se convirtiera en pretexto para aislarnos de los que tenemos cerca o de exponernos a peligros en el ciberespacio.

Al final de la cuarentena existen varios escenarios. 1) Simplemente pasé el tiempo, sobreviví al tedio de estar encerrado, mascullando mis penas. 2) Me expuse, me arriesgué en plataformas y redes que no dejan nada bueno. 3) Fue un tiempo en el cual aproveché la oportunidad para reencontrarme con los míos, para reforzar los lazos de familia, de amistad, de compañerismo. Éste es el escenario virtuoso: fui capaz de encontrar lo bueno en medio de lo “malo” del encierro.

Así evitaré que el “llanto por el sol que se ha ido de noche, impida ver las estrellas”.

Cuarentena: Un momento para poder crecer como personas. Todo es cuestión de enfoques.

* Las opiniones vertidas en las notas son responsabilidad de los autores y no reflejan una postura institucional