Autor UIC

Escrito por: Mtra. Alba Milena Pavas, directora de la Licenciatura en Pedagogía e Innovación Educativa
División de Ciencias Sociales
septiembre 6, 2021

Ante la  iniciativa de regreso a clases para las escuelas de nivel básico, medio y medio superior en el periodo 2021-2022, surgen muchas interrogantes en torno del logro de los aprendizajes esperados por parte de los estudiantes.  En particular, se siente un clima de incertidumbre sobre lo que traerá la nueva dinámica escolar para los chicos que han pasado ya más de un año sin asistir a clases presenciales. Al respecto, un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), mostró que existe una relación muy estrecha entre el número de países que han mantenido inflexible el cierre total de las escuelas y los estudiantes que refieren haberse visto muy afectados en el aprendizaje esperado para su grado escolar (CEPAL, 2020).

Con agravantes como la alta evidencia de la brecha de desigualdad que existe y que se incrementó drásticamente en el medio educativo (Lloyd, 2020), es posible aventurarse a pensar en el gran esfuerzo que tendrán que continuar haciendo las instituciones, el personal docente, administrativo, y en especial, los estudiantes para lograr compensar el deterioro académico que acarreó la pandemia. El logro de los aprendizajes esperados se convierte no sólo en una necesidad, sino en un requerimiento para que el proceso formativo siga su curso y se logre resarcir el impasse que ha representado la pandemia para la educación. Ésta es una tarea por demás compleja; sin embargo, es prioritaria en todos los niveles educativos, sobre todo en los de la formación básica.

It’s time to start a new school year

En cuanto al personal docente, se puede comentar que ha hecho lo que ha podido con los recursos que ha tenido. Cada docente tuvo que implementar estrategias autogestivas, desarrollar herramientas que no conocía, incluso algunos tuvieron su primera experiencia digital a raíz de esta problemática mundial.  Cada docente tuvo la necesidad de generar nuevas formas de captar la atención de los estudiantes o, en su defecto, flexibilizar el nivel de exigencia haciendo un poco más laxo el requerimiento de atención que se establece en la educación presencial.

Es necesario, entonces, además de tratar de asumir el regreso con una actitud de esperanza, pensar de manera cooperativa nuestro papel como personal que labora en educación. Crear redes de apoyo que muestren a los alumnos que se está intentando todo lo que esté al alcance para dar curso a un proceso de alivio y superación del rezago académico de una gran parte de la población estudiantil.

La implementación de estrategias de enseñanza y de aprendizaje innovadoras no debe limitarse a la modalidad virtual del proceso formativo. Es necesario que se continúe capacitando al personal docente para retomar la educación en la modalidad híbrida. Tampoco debemos olvidar que, al parecer, muchos de los estudiantes ya se “acomodaron” en la modalidad a distancia. Algunos comentarios sugieren que se han acostumbrado a recibir sus clases de manera virtual aunque esto haya generado fatiga y un poco de desánimo en la asiduidad a clases, lo que puede llegar a representar una amenaza para el retorno a las clases presenciales y para generar asiduidad académica en lo presencial.

No obstante, es evidente que la gran mayoría de los estudiantes requiere integrarse presencialmente a su grupo social en la escuela. La preocupación central radica en el potencial riesgo de contagio entre una población vulnerable por aún no tener un esquema de vacunación que le proteja, lo cual se contrapone a una preocupación aún mayor: la de los estudiantes ausentes de las aulas durante un periodo realmente prolongado. Según Jean Gough, directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, “En ningún otro lugar del mundo hay tantos niños sin educación presencial” (UNICEF, 2020)

Recordemos, también, que hay competencias y habilidades sociales que se pueden desarrollar mayoritariamente en situaciones de interacción directa con los compañeros y docentes: la empatía, la negociación, la asertividad, la gestión de emociones, la comunicación y la toma de decisiones inmediatas para resolver una dificultad que se presente, suelen ser las más requeridas en las escuelas. Y, si bien es cierto que pueden desarrollarse en la modalidad virtual, existe un espacio vacío entre la interacción directa y la interacción virtual entre estudiantes y docentes. De igual forma, podemos inferir que cualquier adelanto o ganancia que tuviesen los sistemas educativos con respecto a la educación socioemocional, es muy probable que se haya visto comprometido por el aislamiento social que trajo consigo la pandemia, razón de más para pensar en que la iniciativa de regreso al aula debe efectuarse de forma organizada, tratando de mejorar la accesibilidad a los medios de protección y a la implementación de protocolos de seguridad para garantizar que la estrategia de retomar las clases presenciales sea efectivamente la mejor opción.

Referencias

CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) (2020). “América Latina y el Caribe ante la pandemia del Covid-19: efectos económicos y sociales”. Informe especial  Covid-19, núm. 1, Santiago, 3 de abril.

Lloyd, M. (2020). Desigualdades educativas y la brecha digital en tiempos de Covid-19.
En H. Casanova Cardiel (coord.). Educación y pandemia: una visión académica. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, (pp. 115-121).

www.unicef.org

Imágenes

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