Autor UIC

Escrito por: P. Arturo De la Torre Guerrero, MG
Instituto Intercontinental de Misionología
mayo 11, 2020

Después de haber colaborado por casi diez años en la Universidad Intercontinental, de 2007 a 2017, fui enviado como misionero a Hong Kong, lugar en el que ya había trabajado durante doce años, de 1987 a 1999. Al igual que ustedes en México, ante esta epidemia hemos vivido momentos de miedo, desconfianza, falta de claridad hacia el futuro y cierta psicosis; entre otras cosas, desde enero pasado, cuando se desató la epidemia en Wuhan, ciudad china situada a más de mil kilómetros de este territorio. Ante la presión de la ciudadanía, el gobierno local cerró gradualmente la frontera, primero con China, y desde hace un mes, con el resto del mundo. Actualmente, toda persona que llega a Hong Kong debe pasar por una revisión médica y permanecer dos semanas en cuarentena en su casa o en un hotel (si el resultado es positivo, es hospitalizado), moniterado por las autoridades sanitarias con un brazalete activado a su celular en GPS, con la posibilidad de ser multado o encarcelado si rompe la cuarentena. Todo mundo debemos salir a la calle con cubrebocas, y a quien no lo tiene, no se le permite usar transporte público; desde hace dos semanas, está prohibido todo tipo de reuniones con más de cuatro personas, a excepción de quienes viven en la misma casa y el transporte.

Un servidor está colaborando como capellán y profesor en el Caritas Institute of Higher Education (futura universidad católica de Hong Kong); en este semestre sólo tuve una clase presencial, el resto ha sido en línea; como saben, es una alternativa efectiva, pero demandante, tanto para profesores como para estudiantes; mi contacto con alumnos ha sido por videoconferencia, correos electrónicos y la plataforma académica. Hasta el día de hoy, 17 de abril, en Hong Kong, ciudad con 7.5 millones de habitantes, se han contabilizado 1 021 casos y sólo cuatro fallecimientos, gracias a Dios. La buena noticia es que, desde hace seis días, los casos han bajado a menos de diez diarios; ayer sólo se registró un caso y hoy, tres.

Desde mi punto de vista, una de las claves de este logro ha sido el hecho de que, después de una crisis política y social muy fuerte en la segunda mitad del año pasado, en la que gran parte de la ciudadanía rechazaba al actual gobierno, cuyas causas son complejas y no da el espacio para compartirlo aquí, ambas partes, gobierno y ciudadanía, han mostrado que se puede colaborar para combatir un enemigo común. El gobierno ha tomado medidas acertadas, tanto en lo sanitario para combatir la epidemia, como en lo financiero, apoyando a diferentes niveles, tanto a los más desfavorecidos hasta las empresas, para evitar los despidos masivos; por su parte, la población ha mostrado su parte de responsabilidad al disciplinarse, guardar distancia y mantenerse en sus casas. El trabajo en casa es muy común en estos tiempos.

Estoy consciente de las dificultades que se viven en México y en la comunidad universitaria de la UIC. Además de orar por ustedes, los invito a vivir con la mayor responsabilidad posible estos momentos de incertidumbre. Estoy convencido que, por más dolorosa o negativa que sea una situación, siempre trae consigo un aprendizaje; depende de nosotros el aprovecharlo. Reciban un saludo fraternal desde este rincón de Asia.

Fotografía: larioja.com tomada de EFE

* Las opiniones vertidas en las notas son responsabilidad de los autores y no reflejan una postura institucional