Ciencias Sociales
Autor UIC

Escrito por: Monique Prolux

junio 5, 2019

Manu, te escribo aunque no sepas leer. Espero que estés muy bien y que las rocas de Puerto Quepos estén orgullosas cuando nades en el mar. Ahorita ya estamos instalados. Tenemos un sofá, un colchón nuevo, dos mesas, cuatro sillas rectas casi del mismo color y un refrigerador increíble que podría guardar muchísimas tor­tillas. Duermo sobre el sofá, junto al refrigera­dor increíble. Todo está bien, aunque me despierto seguido porque el refrigerador ronca, pero el camino hacia la riqueza está lleno de ruidos que no asustan al valiente. Del otro lado de la ventana hay mucha calle y casas grises. Te juro Manu, se ven carros que pasan sin parar y nunca son los mismos.

Esto se llama Montreal. Es un lugar nórdico y m­uy moderno. Todos los carros se detienen en todas las luces rojas y no te puedes reír en la noche. Hay muy pocos policías y muy pocos perros. Con «nórdico» me refiero a que hace frío como no te imaginas, hasta en noviembre. Ahorita traigo tres suéteres de lana de Montreal en la espalda y mi mamá se calienta frente a la puerta abierta del horno que pertenece a la estufa que también es increíble y grande. Pero seguro nos acostumbramos, el camino a la riqueza es un camino frío.

Este mes todavía no puedes venir, pero tranquilo. Hago como que acaricio tu cabeza todas las noches antes de quedarme dormido, me ayuda a soñar contigo. Sueño que atrapamos lagartijas juntos y que corres más rápido que yo en la playa de Tarmentas, y el mar gruñe tan fuerte que me despierta, pero es el refrigerador.

Aquí también hay mar. Una vez fuimos mi amigo Jorge y yo y es muy diferente. El mar de Montreal es gris y tan moderno que no huele a vi­da. Le hablé de ti a Jorge, te engordé 10 kilos para que se sorprendiera más.

Así son mis días. Las cosas como levantarse, comer y dormir regresan muchas veces y se van rápido. En las tiendas del Sr. Dromann y el Sr. Paloz de la calle Mont-Royal me pagan por llevar cosas. Ah, ya aprendí muchas palabras en inglés, como fast, fast. Y si no estoy en esas cosas, estoy en la escuela. Es una escuela grande y gris con un patio con el suelo gris y un sólo árbol que rompí a la mitad cuando me subí en él. La escuela es lo que más odio, bueno, pero me aprendo lo que me puede servir después.

El domingo, con Jorge, fumamos cigarros y cami­namos, caminamos. Podemos caminar por muchísimo tiempo en Montreal y nunca ver el horizonte. Una vez, así buscándolo, nos perdimos y la policía muy amable nos regresó a casa en un carro nuevo y pensé en ti, mi Manu, que tanto te gusta correr tras los carros nuevos para asustar a los turistas.

No quiero que pienses que la vida no es buena aquí, eso no sería tan cierto. Hay un montón de cosas que veo por primera vez y el olor de la riqueza empieza a meterse en nuestro departamento de un cuarto. Ayer comimos unos pedazos de carne enormes, Manu, tan suavecitos como no los hay en Puerto Quepos, te voy a enviar un pe­dazo bien envuelto. Lo que menos me gusta y no te voy a mentir, es el lado nórdico de la ciudad y el gris que es el color nacional. A mi mamá lo que menos le gusta son los baños de las tiendas, ahí le pagan por limpiarlos. Son tiendas que, si las vieras, Manu, pensarías que son como pueblos más modernos y llenos de cosas, y puedes caminar horas y horas sin poder ver todo lo increíble que nos vamos a comprar cuando ya estemos en el camino de la riqueza.

Pero lo de esta noche, lo que te tengo que contar es que mi mamá estaba limpiando el refrigerador y por casualidad volteó a la ventana. Ella fue la primera que la vio. Gritó tan fuerte que me acerqué. Los dos pasamos mucho tiempo viendo hacia afuera riendo como tontos.

Era tan bonito, Manu. Lo blanco y bonito que caía del cielo, tan blanco que ya no había gris. Por favor, Manu, no te mueras, que tu vida de perrito dure hasta que te pueda traer conmigo para jugar en la nieve.

 

Traducción de Amaury Rojas Pérez, Themis Amira Zamora Figueroa, Montserrat Cervantes Alonso, Estefanía Lorean Maldonado Domínguez, y Elizabeth Guadarrama González. Actividad del Taller de Traducción de Textos en Francés, bajo la guía de la profesora Alicia A. Gerena Meléndez.

Nota de traducción

A todos los hermanos migrantes que han tenido que dejar
su hogar en búsqueda de una vida mejor.

Monique Proulx nació el 17 de enero de 1952 en Quebec; es escritora y licenciada en Teatro por la Universidad Laval. Entre otras actividades, ha enseñado francés y teatro, además de trabajar en la Université du Québec, en Montreal.

Proulx comenzó su carrera de escritora al mudarse a Montreal en 1984. Años después de que comenzara a escribir, recibió una invitación de la ARALD (Agence Rhône-Alpes pour le livre et la documentation, Agencia Rhône-Alpes para el libro y la documentación) para asistir a reuniones y conferencias en Francia, junto con otros escritores de Quebec.

Ésta fue la razón por la que se dio a conocer en ese país, aunque su trabajo se ha publicado en más de una docena de países.

Su vida en Montreal influyó mucho en su trabajo, así como la devoción que siente por la naturaleza. Sus obras suelen abordar temas de actualidad, como la migración, o bien los problemas creados por el hombre: la pobreza, la desigualdad social,  la búsqueda de la identidad de género y la orientación sexual. Además se interesa por explorar otros,  como la compasión, la vida y la muerte.

Los escenarios de sus obras son generalmente contextos urbanos como en el caso de Les aurores montréales, y su estilo ha sido considerado dramático.

La autora ha ganado varios premios literarios en su provincia natal.

En dos ocasiones fue preseleccionada para el premio Governor General’s Award for Fiction in French y para el concurso Canada Reads 2004 de la CBC.

Una de sus obras más importantes,  Homme invisible à la fenêtre,  ganó tres premios:  le Prix Québec-Paris,  le Prix des Libraires du Québec y le Prix Littéraire Desjardins.

La obra que marcó su carrera fue el cuarto libro que publicó, Les aurores montréales (1996). Se trata de una antología de 27 relatos cortos que la autora escribió en diferentes periodos de su vida. Los títulos de seis de ellos hacen alusión a los colores de las auroras boreales, mezclados con el color nacional: el blanco de la nieve.  «Gris et blanc», «Rouge et blanc», «Jaune et blanc», por mencionar algunos.

Además de hacer referencia al maravilloso espectáculo natural de las luces del norte, sus historias nos remiten a la diversidad de los habitantes de la ciudad y la muestran como un hermoso mosaico multicolor y multicultural, pues la autora da voz a todos los integrantes de la sociedad montrealense: los migrantes, los amerindios o primeras naciones canadienses y los descendientes de europeos, francófonos y anglófonos.

De ahí su ingenioso y acertado título, que fusiona el nombre de la ciudad con el del fenómeno natural. Cuatro de esos seis relatos presentan la vida de personas migrantes de diferentes orígenes que viven en Montreal con un sueño en común: mejorar su calidad de vida.

En esta obra, la autora refleja los retos a los que un migrante se enfrenta en esta ciudad, con el fin de  crear conciencia sobre el fenómeno. Así lo enunció en una entrevista para Radio Canada, en mayo del 2015. Monique considera a sus lectores como “gente que no tiene miedo de penetrar en territorios inexplorados, de ser sacudidos; gente que no tiene miedo de los extranjeros, de la emoción y del miedo” (M. Proulx., comunicación personal, 6 de mayo de 2015).

El género narrativo de las piezas que componen Les aurores montréales, también conocido como “short story” en inglés, surgió con la prensa convencional, debido a que era el medio idóneo para un género como éste:  su característica principal es la brevedad, al igual que la de otros géneros periodísticos.

Este género también se caracteriza por presentarse como una narración oral, una historia contada en y para la sociedad, cuya función puede variar según los periodos históricos, la ideología, la religión o los autores.

Asimismo, algunos de los propósitos típicos de este género son resolver una crisis, narrar una aventura, reportar un hecho, un sueño o un acto breve. Otras características son no presentar tantos personajes y, por lo general éstos reflejan temas reales y sociales.

Otro rasgo importante es que no tiene un inicio, un clímax, un final y un desenlace, como los cuentos. También puede presentar una inversión narrativa, es decir, que,al final del texto la situación final puede llegar a ser completamente opuesta a la del principio. Por ser un género independiente, posee una estructura interna, fuerte y cerrada.

El género que referimos no ha sido tan cultivado en Hispanoamérica, por lo mismo no debe confundirse tampoco con la novela corta.  Por ello, no se aconseja llevar a cabo una traducción literal del término francés nouvelle por la palabra “novela”, pues a diferencia de ésta, el relato corto es mucho más breve y limita tanto los personajes como los eventos.

Decidimos utilizar el término “relato corto” para referirnos a él, pues, como hemos mencionado anteriormente, se trata de un  relato muy  breve, casi reducido a la síntesis de una escena, cuestión que describe a la mayoría de los textos de la antología de nuestra autora.

Para este ejercicio de traducción, llevamos a cabo el trasvase del primer relato, «Gris et blanc», el cual da voz a un niño migrante de Costa Rica de entre 11 y 13 años, quien le escribe una carta a alguien muy especial para contarle sobre su nueva vida en Montreal.

El tema principal es la nostalgia y tristeza que  el niño siente por vivir en un país diferente al suyo. Esto se ve reflejado en la forma de narrar del niño, pues describe de una manera sutil y, hasta cierto punto tierna, las dificultades por las que él y su familia pasan al tratar de buscar una mejor vida en Montreal.

El niño se refiere constantemente a la ciudad como un lugar donde predomina el color gris y habla continuamente de las cosas que no le gustan; sin embargo, trata de ver el lado positivo de su situación, para convencerse de que no todo es tan malo:

 

[…] Pero seguro nos acostumbramos[….]

[…] Mais on s’habituera […] (Proulx, p.8)

 

[…] No quiero que pienses que la vida no es buena aquí, porque no es tan así […]

[…] Je ne veux pas que tu croies que la vie n’est pas bonne ici, ce ne serait pas vrai complètement […] (Proulx, ibidem)

 

El relato presenta muchos contrastes. El primero es entre Montreal y la tierra natal del niño. Para éste, Montreal es un lugar gris, muy frío, cuyo mar no tiene vida, lleno de muchos coches, sin muchos policías, ni perros callejeros, donde hay mucha riqueza.

Por el contrario, en su tierra natal hay mucha naturaleza, vida, pero también mucha represión (hay muchos “guardias”) y pobreza (perros callejeros y no muchos coches).

El segundo es el contraste expresado en el título: lo triste, solitario y pavimentado que le parece Montreal por su color gris se opone al blanco de la nieve, única “belleza” y consuelo que ha encontrado en ese infierno gris.

Para un latino, la nieve es algo fuera de lo común y por lo tanto cautivante. Otro contraste que encontramos es que el niño percibe su migración a Montreal, probablemente influenciado por el discurso de sus padres, como un primer paso en “el camino a la riqueza”, sin embargo, está muy lejos de alcanzarlo.

Todo esto en conjunto nos hizo sentir tristeza y empatía por el personaje, por lo que quisimos que nuestra versión transmitiera lo mismo al lector del texto en español y, así, cumplir con el objetivo que la autora se propuso: llevarlo a reflexionar y sensibilizarlo con respecto a la realidad brutal de la migración. Por lo anterior, recrear el registro del niño fue el criterio más importante de nuestra traducción.

Así pues, decidimos utilizar los giros más simples y sencillos que correspondieran con el dominio léxico de un niño preadolescente, para poder reconstruir la sencillez, espontaneidad, oralidad y ternura con la que habla. De ahí que utilizáramos tiempos simples y vocabulario sencillo, como en el caso de sustituir “la beauté” por “lo bonito” en la siguiente oración:

 

[…] Era tan bonito, Manu. Lo blanco y bonito que caía del cielo […]

[…] La beauté, Manu. La beauté blanche qui tombait à plein ciel […] (Proulx, p. 9).

 

La forma en que narra los hechos es muy inocente, por ejemplo, usa la prosopopeya para describir algunas cosas. Los niños suelen emplearla puesto que su forma de concebir la realidad aún está en formación: de ahí que hayamos decidido mantenerla en nuestra traducción y así trasmitir el efecto de inocencia:

 

[…] Todo está bien, aunque me despierto seguido porque el refrigerador ronca […]

[…] Tout va bien, je me réveille souvent parce que le réfrigérateur ronfle […] (Proulx, p.7)

 

El texto tiene mucha oralidad, el niño escribe como habla,  como se le ocurren las cosas; en  algunas partes encontramos repeticiones innecesarias de conectores, uso de la mise en relief u oraciones hendidas (como se les conoce en español)  y una aparente falta de cohesión de las ideas, debido a la espontaneidad del discurso. Ejemplos:

 

[…] Sueño que atrapamos lagartijas juntos y que corres más rápido que yo en la playa de Tarmentas, y el mar gruñe tan fuerte que me despierta, pero es el refrigerador. […]

[…] Je rêve qu’on attrape des lézards ensemble et que tu cours plus vite que moi sur la grève de Tarmentas et que la mer fait un grondement terrible qui me réveille, mais c’est le réfrigérateur. […] (Proulx, p.8)

 

[…] En las tiendas del Sr. Dromann y el Sr. Paloz de la calle Mont-Royal me pagan por llevar cosas. Ah, ya aprendí muchas palabras en inglés, como fast, fast. Y si no estoy en esas cosas, estoy en la escuela, es una escuela grande y gris con un patio con el suelo gris y un sólo árbol que rompí a la mitad cuando me subí en él. […]

[…] Il y a les deux épiceries de la rue Mont-Royal, M. Dromann et M. Paloz, qui m’engagent pour faire des livraisons. Je sais déjà plein de mots anglais, comme fast, fast. Le reste du temps, je suis à l’école, c’est une grande école grise avec une cour en asphalte grise et un seul arbre que j’ai à moitié cassé quand j’ai grimpé dessus. […] (Proulx, ibidem)

 

También omitimos comas en algunos casos, pues aunque somos conscientes de que antes o después de ciertos enlaces debe de haber una coma, quisimos mantener el carácter oral de la redacción del niño:

 

[…] Ahorita ya estamos instalados […].

[…] Nous sommes installés, maintenant […] (Proulx, p.7).

 

Recurrimos a la modulación y a la transposición para hacer más sencillas algunas oraciones y lograr reconstruir un registro más natural de un niño hispanohablante, pero, sobre todo, del habla de un infante de nuestra variante dialectal del español, con la cual decidimos trabajar. Ejemplo:

 

[…] A mi mamá lo que menos le gusta son los baños de las tiendas, ahí le pagan por limpiarlos. […]

[…] Mama, elle, est surtout dérangée par les toilettes des magasins, c’est là qu’elle travaille et qu’on la paie pour nettoyer. […] (Proulx, , p ).

 

Otro criterio importante que guió nuestras decisiones de traducción fue el público meta para el que decidimos llevar a cabo la traducción: hispanohablantes del español de México. A pesar de que el niño es nativo de Costa Rica y podría hablar la variante del español tico, decidimos hacerlo hablar más como un mexicano que como un costarricense.

Por ello, al momento de decidir la forma de tratamiento que usaría el niño para dirigirse al amigo, al  que le escribe, decidimos que le hablara de “tú” y no de “usted”, que es la forma de tratamiento que utilizan los ticos para referirse a las personas cercanas o queridas, incluso la usada para las mascotas. Esto lo supimos mediante informantes conocidos, nativos de Costa Rica. Para poder conservar el mismo efecto de ternura que causa el niño y recrear su registro para un público hispanohablante mexicano, sería mucho más efectivo el tuteo.

En cuanto al vocabulario, decidimos optar por formas no tan mexicanizadas y  utilizamos léxico que se emplea más en Costa Rica, pues tampoco queremos que el lector mexicano pierda por completo la idea de que el personaje es originario de este país.

Un ejemplo de esto es la traducción de las palabras “guardias” (que en el texto original aparece tal cual en español) por “policías” y “autos” por “carros”. En el caso del primer ejemplo, a pesar de que la palabra “guardias” ya estaba en español, decidimos cambiarla por “policías”, puesto que, según nuestros informantes ticos, estos emplean la palabra “guardias” para referirse a lo que en México es el equivalente a los porteros en los edificios y no así a un policía, sentido que tiene en el texto fuente.

El término “policía” es el que realmente emplean para referirse a las personas que resguardan la seguridad en las calles. Con respecto al segundo ejemplo, decidimos usar “carro” en lugar de “coche”, ya que “coche” es una palabra más característica de la Ciudad de México y sobre todo porque “carro” es la forma más común que emplean los ticos, según las consultas que hicimos con nativohablantes de esta variante del español.

Fueron dos los criterios que rigieron nuestra traducción: la oralidad del niño y el público lector meta.

El primero lo logramos mantener mediante la repetición de conectores y una traducción simple de las oraciones hendidas que se apegara al registro de un niño, mientras que el segundo fue una guía para el vocabulario que emplearíamos en nuestra traducción al tener en cuenta que nuestro público serían lectores hispanohablantes, en específico, del español de México.

Como traductores de cualquier tipo de texto en esta práctica aprendimos que es muy importante realizar múltiples lecturas y diferentes tipos de análisis para conocer a fondo la estructura de un texto, su género, su estilo, etcétera, y así poder recrear sus características principales.

Analizar a fondo y recrear el registro de los personajes es también esencial, puesto que reproducir, en esta traducción,  el registro del niño resultaba primordial para rescatar el efecto del original en la versión en español.

De igual manera, aprendimos que las figuras retóricas deben detectarse, analizarse y respetarse en el texto meta, con el fin de recrear los mismos efectos retóricos del original.

Por último, como traductores de la dirección de lenguas francés-español, aprendimos a tratar la mise en relief  (oraciones hendidas) al momento de traducirla al español, lo que nos llevó a darnos cuenta que una de las dificultades de la traducción de esta dirección de lenguas es el desprenderse por completo del francés, pues, si se hace así, se corre el riesgo de producir textos meta muy calcados.

 

Referencias

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Shirinian, N. (2001). La mosaique comme métaphore d l’autre dans Les aurores montréales de Monique Proulx (Tesis de maestría). Queen’s University. Kingston. Recuperado de http://www.nlc-bnc.ca/obj/s4/f2/dsk3/ftp04/MQ59402.pdf

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