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Escrito por: Pamela López García
Docente de la Licenciatura en Arquitectura  
septiembre 28, 2020

En los últimos meses hemos experimentado cambios radicales en la sociedad, en el paisaje urbano, el paisaje rural, y sobre todo en la arquitectura, en nuestros “modos de habitar”. Curiosamente como diseñadores del espacio habitable hemos estudiado e integrado este concepto cada vez más, y es razonable esta intensificación entre lo material y el momento de reflexión, antes y después.

Nuevos modos de habitar

Y es, gracias a que como sociedad vamos comprendiendo nuestra característica primordial de que somos una comunidad dentro de otras, cuyas dinámicas serán eternamente cambiantes, jamás estáticas y tal vez similares en cuanto a los requerimientos básicos como dormir, porque siempre necesitaremos hacerlo, es un proceso neurológico, pero ¿Qué sucede con el requerimiento recreativo o de esparcimiento? Parte de nuestro desarrollo social incluye nuestras costumbres y los hechos históricos que las acompañan, ejemplo claro de esto es el juego de pelota en el que usaban la cadera para pegarle a una esfera y ahora usamos los pies, la cabeza y algunos las manos celestiales para anotar un gol.

Nuevas costumbres

Ciertamente las costumbres nos ofrecen datos sobre la sociedad que somos y, por ende, el tipo de arquitectura que nos funciona para «los modos de habitar” aunque entre tanta incertidumbre, ¿Qué ha cambiado? ¿Seguimos todos jugando partidos de fútbol en las canchitas de la cuadra? No todos, y es que ahora mismo la casa, departamento, azotea, pasillo, escaleras, patio han tomado el lugar de estas canchitas para transformarse en el deportivo, oficina, restaurante, hotel, local comercial, enfermería, guardería, centro de almacenamiento, entre otros que nos han acompañado en este proceso.

La arquitectura en la nueva normalidad

Si hacemos una pausa podremos visualizar precisamente este efecto en el que una pandemia nos ha orillado a cambiar nuestros usos, costumbres y “modos de habitar”, pero ¿Esto cómo le ha caído a los arquitectos del país por no decir mundo? ¿Acierto? ¿Desacierto? Y me refiero a esta analogía de lo estático porque desde mi punto de vista, la arquitectura hasta este año había venido materializándose bajo las alas de la comodidad de resolver fielmente un programa arquitectónico tal como lista del supermercado y si, funcionaron, pero ahora se exige un extra a quienes diseñamos espacios habitables.

Este extra definitivamente tiene que ver con el carácter de la incertidumbre, de que ahora nos fijamos en cómo transformar un espacio en otro (aunque la arquitecta no me lo diga o lo incluya en su rígido programa arquitectónico). Es un tema real para quienes han tenido que adaptar sus hogares mes con mes, poco a poco la sala de estar es una sala de juntas o la cocina pasa de tener un solo estante a tener tres, y poco a poco también los “habitantes” han sido diseñadores de sus propios espacios, entonces ¿Como arquitectos tenemos todavía un lugar dentro de la solución de refugios habitables o sólo nos quedaremos con el ideal de una arquitectura contemporánea basada en la estática con el apellido de usos mixtos?

La nueva era

Considero que la era contemporánea ha terminado, estamos recibiendo a una época muy distinta, muy flexible, adaptable, dinámica, innovadora, bajo un pensamiento sistémico y que debe obligadamente pensar en su aliado directo, el Antropoceno y las consecuencias del cambio climático.

¿Quién moldea a quién?

Así que, respondiendo a la pregunta inicial, ¿Quién moldea a quién? Me atrevo a decir que en esta nueva era estamos fijando variables tan potentes que podríamos imaginarnos a la misma arquitectura como un valor más importante que antes. Tal vez una ecuación nos ayude a desmembrarlo mejor.

Paisaje urbano o rural + Cambio climático + Esencia del lugar + Pandemias + Contexto económico local y global

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Arquitectura + Tecnología + Empatía + Creatividad + Flexibilidad

Como resultado de esta fracción obtendríamos un elemento interesante, el cual es el equilibrio. Si nos fijamos en los valores de la ecuación, cada uno tiene un equivalente y, por ende, cada uno mantiene un sitio importante en el resultado.

Equilibrio, elemento fundamental de la ecuación

¿Por qué la arquitectura mantiene su valor equivalente? Fácil, porque es ahora cuando puede darnos más y mejores resultados y para nada me dirijo a la parte material de ejercer la construcción acelerada, resultantes de esta ecuación, sino más bien a tener la disposición de tomar lo que tenemos y adaptarlo a esta nueva era, así como con el juego de pelota y el fútbol. Podemos hacer que de nuestros objetos arquitectónicos se rescate lo mejor para fortalecerlos con creatividad, empatía, tecnología y flexibilidad, logrando una arquitectura que se moldea al mismo tiempo que la sociedad.

Para saber más:

Licenciatura en Arquitectura, Universidad Intercontinental.



* Las opiniones vertidas en las notas son responsabilidad de los autores y no reflejan una postura institucional

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