Al igual que el trabajo doméstico que desarrolla la mujer —que aún no ha sido reconocido por muchos de los sectores de la sociedad—, su capacidad intelectual para desarrollar cualquier cargo que involucre la toma de decisiones, tampoco se ha valorado en el ámbito público.

Hannah Arendt describe lo público como la posibilidad de elección, la libertad; en cambio, lo privado se suscribe sólo a lo doméstico.

En la antigua Grecia, pertenecer al mundo externo le asignaba al hombre ser libre, además de participar en la política y convivir con sus pares sin distinción.

Los griegos tenían muy claro el sentido de la libertad que se ejercía fuera del hogar, el cual acreditaba la posibilidad de tomar decisiones propias en busca del bienestar; mientras que el ámbito doméstico mantenía fuera a las mujeres para determinar su libre elección.

¿La esclavitud que sufrían las mujeres en la antigua Grecia al pertenecer al ámbito privado, ha cesado en el mundo actual?

La sociedad se ha configurado de tal manera que algunas mujeres pueden ya escapar de los designios de la genética y la economía.

Por ejemplo, ha disminuido la tasa de crecimiento poblacional y, con ello, ciertas capas de la población están informadas sobre su derecho a tener una familia planeada o, en todo caso, cuándo desean tener un hijo.

No obstante, en países emergentes de varias partes del mundo, entre los que destaca México, un gran porcentaje de mujeres se dedica al trabajo doméstico.

Lo anterior significa pasar desapercibida en la esfera pública, tal y como lo destaca el Instituto Nacional de Estadística y Geografía:

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo, 2002. Tabulados básicos definitivos.

Se le da mayor prestigio a las actividades que se realizan en el ámbito público, y este reconocimiento pertenece al hombre.

Las actividades domésticas, en cambio, no son socialmente valoradas. En México, la mujer le dedica al cuidado de la familia 23 horas a la semana, mismas que no son remuneradas ni mucho menos apreciadas.

La filósofa Celia Amorós destaca que el proceso de individuación sucede en el ámbito público: “Dentro de lo genérico femenino es como si no se produjera ese principio, como si no se diera un operador distributivo que troquelara individualidades. Si no se produce individuación es por ser ésta lo característico de los espacios públicos, donde cada cual marca su ubi, su lugar diferencial, como apropiación de espacios claramente delimitados que configuran, a la vez que son configurados, por diferentes individualidades”.

Delimitado es el espacio donde la mujer permanece gran parte de su vida. Cancelar su incorporación al ámbito público, es negarle el reconocimiento a su capacidad reflexiva como cualquier ser humano.

Amorós apunta la urgencia de establecer un nuevo contrato social en donde la mujer pueda crear una narrativa entre pares, donde sea percibida como posible aspirante al poder.

Ya hay vestigios importantes en los cuales la mujer puede, debe y se encuentra presente. No obstante, el camino aún es largo y tortuoso.

Por ello, la sociedad mexicana actual no es indiferente y está trabajando para alcanzar la incorporación plena de la mujer en los ámbitos medulares de toma de decisiones trascendentales para el sano desarrollo de la sociedad.

Para saber más

El cuidado en las familias mexicanas, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/cuidado-las-familias-mexicanas/

Sororidad, posibilidad de resignificación y coexistencia entre mujeres, Universidad Intercontinental. Disponible en http://www.biblioteca.uic.edu.mx/Mujeres_2014.html

Licenciatura en Derecho, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/derecho/