La hipertensión arterial (HTA) es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la población adulta mayor. Este padecimiento, silencioso en muchos casos, se relaciona con complicaciones graves, como infartos, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal. Aunque existen tratamientos efectivos, la falta de información y seguimiento adecuado impide su control eficaz.
Los adultos mayores a menudo desconocen los factores que influyen en su presión arterial o no comprenden la importancia de seguir un tratamiento. En este contexto, la educación en salud se convierte en una herramienta clave para prevenir complicaciones, mejorar la adherencia terapéutica y fomentar el autocuidado.
Educación en salud, herramienta clave en adultos mayores
La educación en salud para adultos mayores con hipertensión es fundamental para reducir riesgos y mejorar la calidad de vida. La HTA, conocida como el “asesino silencioso”, puede pasar desapercibida durante años. Al no presentar síntomas claros, muchas personas dejan de tomar su medicamento o subestiman la enfermedad.
Estudios como el de Alonso-González (2018) muestran que hay un desconocimiento generalizado sobre los factores que alteran la presión arterial: consumo excesivo de sal, sedentarismo, estrés y automedicación. Por ello, brindar información adaptada a las necesidades de esta población puede marcar una diferencia en su salud.
Adaptar la información a sus necesidades
Para que la educación en salud sea realmente efectiva, debe estar diseñada tomando en cuenta las características cognitivas, emocionales y sociales de los adultos mayores. Algunas recomendaciones clave incluyen:
- Usar un lenguaje claro, directo y libre de tecnicismos.
- Incluir recursos visuales, como infografías, fotografías o modelos anatómicos.
- Favorecer la participación activa, mediante preguntas, juegos, dinámicas o talleres.
- Promover el aprendizaje en grupo, para fortalecer el sentido de comunidad.
Este enfoque permite que el conocimiento se comprend e interiorice. Por medio de experiencias compartidas, los adultos mayores identifican con mayor claridad sus riesgos y refuerzan sus decisiones de autocuidado.
Profesionales capacitados, la base del acompañamiento
La implementación de estos programas debe estar a cargo de personal capacitado, como nutriólogos, médicos, psicólogos y enfermeras. Además de ofrecer información confiable, los profesionales de la salud brindan contención emocional, motivación y acompañamiento continuo.
El vínculo de confianza que se genera entre el paciente y el profesional es fundamental para sostener cambios en el estilo de vida. Así lo confirma el estudio de López-Torres Hidalgo (2017), el cual demuestra que una intervención educativa en atención primaria logra mejorar de manera significativa el control de la presión arterial.
Resultados comprobados en México
Un ejemplo cercano lo encontramos en el estudio de Reyes-López (2020), que se realizó en una unidad de medicina familiar en México. En él, adultos mayores que participan en sesiones educativas sobre hipertensión arterial entienden mejor su enfermedad y muestran una disminución real en sus niveles de presión y mayor compromiso con el tratamiento.
Este tipo de evidencias subraya la importancia de invertir en educación en salud: no se trata sólo de transmitir información, sino de fomentar hábitos, cambiar conductas y prevenir complicaciones futuras.
Formación profesional con impacto social
El control efectivo de la hipertensión arterial en adultos mayores depende, en gran medida, del acceso a información adecuada, hábitos saludables y un entorno de apoyo. En este sentido, las universidades que forman profesionales de la salud, como nuestra universidad, juegan un rol decisivo.
Por medio de programas académicos con enfoque humanista y social, como la Licenciatura en Nutrición, la Universidad Intercontinental (UIC) contribuye al desarrollo de estrategias de prevención y educación que impactan directamente en la salud comunitaria. Formarte en la UIC es apostar por una vida más saludable, informada y digna para todas las generaciones.
Para saber más
Alonso, M., González, J., González, C. y Díez, E. (2018). Conocimientos sobre hipertensión arterial y adherencia al tratamiento farmacológico en personas mayores. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 53 (6), 299–305.
López, J. (2017). Evaluación de una intervención educativa para mejorar el control de la hipertensión arterial en atención primaria. Atención Primaria, 49 (1), 1–7.
Reyes, M., Cordero, J. y Paredes, J. (2020). Intervención educativa en adultos mayores con hipertensión arterial en una unidad de medicina familiar. Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social, 58 (3), 286–293.