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Autor UIC

Escrito por: Karla Flores
Licenciatura en Comunicación DIgital
noviembre 13, 2021

Un gran acontecimiento para los medios se dio en 1948: Harold Lasswell publicó La estructura y función de la comunicación de masas, donde presentó un modelo de estudio que dio pie a la teoría funcionalista de la comunicación:

¿Quién (análisis de control), Dice qué (análisis de contenido), En qué canal (análisis de los medios), A quién(análisis de audiencias), Con qué efecto? (análisis de los efectos).

Asimismo, identificó tres funciones principales de los medios:

  1. La vigilancia del entorno.
  2. La respuesta de los miembros de la sociedad al entorno.
  3. La transmisión del legado cultural.

Por su parte, Paul Lazarsfeld y Robert Merton sumaron una cuarta:

  1. Entretenimiento.

En 1960, Charles Wright retoma esta teoría y publica su ensayo Análisis funcional y comunicación de masas, en el que expone, en términos funcionales, una estructura articulada de: a) Las funciones y b) disfunciones (efectos no deseados para el bienestar social). c) Latentes (efectos inesperados) y d) manifiestas (efectos deseados) de las transmisiones. e) Periodísticas. f) Informativas. g) Culturales. h) De entretenimiento. Respecto de i) La sociedad, j) los grupos, k) el individuo y l) el sistema cultural.

Wright señala cuatro tipos de actividades como consecuencias de los medios: vigilancia del ambiente, interpretación de los acontecimientos, transmisión cultural y entretenimiento.

En relación con la sociedad, define dos funciones, sólo citaré una: “proporcionar la posibilidad de alertar a los ciudadanos frente a amenazas y peligros inesperados”.

Entender los medios

Estos hallazgos nos ayudan a entender las funciones de los medios; sin embargo, la situación actual de Covid ha mostrado que, más que realizar la función manifiesta de alertarnos de los peligros de la pandemia, cumplen con lo que parece una disfunción.

¿Cuál es la razón de lo anterior? La interpretación que los medios han dado a la información emitida por las autoridades científicas. Según analistas del tema, esto se debe a la poca oferta de comunicadores de ciencia.

Es cierto que, cuando se descubrió el virus, no se tenían datos al respecto; pero, conforme surgen casos, los científicos producen información a raudales, redactada en términos científicos que muchos comunicadores desconocen e interpretan sin rigor alguno, por desconocimiento, prejuicios, emociones o por otra razón (finalmente, un comunicador también es un individuo que forma parte de la sociedad).

La interpretación es otro problema de la comunicación, pues tanto el comunicador, como las audiencias interpretan bajo ciertos supuestos y crean una especie de teléfono descompuesto que resulta en desinformación que no previene del peligro, genera más; el exceso de interpretaciones ha provocado desde pánico colectivo, desconfianza y discriminación, hasta prejuicios con las vacunas, y ésta es su disfunción.

Muchos temas científicos son complejos y fascinantes, atraen a personas interesadas en la materia que, por desconocimiento, confían en la interpretación de los medios (función de conferir prestigio) a veces desatinada, aunque ésa no sea su intención.

Varios recordamos un antiguo programa de ciencia que influyó en muchos niños que hoy estudian ciencia: El mundo de Beakman, así se lo dijeron al mismo personaje cuando se presentó en México.

Lo interesante es que Beakman produjo muchos científicos, aunque no produjo comunicadores de ciencia. Pero si la ciencia es atractiva, ¿por qué no para los comunicadores? La comunicación de la ciencia es una necesidad social; entonces, ¿no es ésta un área de oportunidad para las universidades de comunicación?

Para saber más

Licenciatura en Comunicación Digital, Universidad Intercontinental.

Licenciatura en Mercadotecnia, Universidad Intercontinental.

Especialidad Publicidad en Medios Interactivos, Universidad Intercontinental.



* Las opiniones vertidas en las notas son responsabilidad de los autores y no reflejan una postura institucional

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