La planeación del Mundial 2026 se ha convertido en uno de los proyectos deportivos y logísticos más ambiciosos de las últimas décadas. Por primera vez en la historia, la Copa Mundial de la FIFA la organizarán tres países: México, Estados Unidos y Canadá, una decisión que redefine la cooperación multinacional en eventos globales.
El torneo, que pasará de 32 a 48 selecciones, será el más grande de todos los tiempos y requerirá una coordinación sin precedente entre gobiernos, instituciones deportivas, empresas privadas y comunidades locales.
La magnitud del evento implica planear desde múltiples niveles: infraestructura, seguridad, movilidad, sostenibilidad, impacto económico y legado social. Cada país trae consigo realidades distintas, capacidades diversas y retos particulares, lo que convierte la planificación en un rompecabezas trinacional que debe ensamblarse con precisión.
Mundial 2026, colaboración trinacional y sedes emblemáticas
La distribución de sedes es uno de los primeros ejes que muestran la complejidad del proyecto. Estados Unidos albergará 60 partidos, mientras que México y Canadá recibirán 10 cada uno, configurando un equilibrio operativo que exige cooperación constante entre federaciones y autoridades nacionales y locales.
Entre las ciudades sede destacan:
• Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, en México.
• Toronto y Vancouver, en Canadá.
• Nueva York, Los Ángeles, Dallas, Atlanta, Filadelfia, Houston, San Francisco, Seattle, Kansas City y Miami, en Estados Unidos.
México reutilizará recintos históricos como el Estadio Azteca, que se convertirá en el primero a nivel mundial en recibir tres Copas del Mundo (1970, 1986 y 2026). Esta decisión subraya la intención del comité organizador de aprovechar infraestructura existente y optimizar su modernización en lugar de construir estadios completamente nuevos.
Infraestructura y logística, modernización, movilidad y seguridad
A diferencia de otros mundiales, donde la construcción de grandes recintos definió la narrativa, en 2026 la prioridad es fortalecer la infraestructura ya disponible. Esto incluye:
• Modernización de estadios con estándares FIFA.
• Mejora de sistemas de transporte público.
• Optimización de conectividad aérea entre países sede.
• Implementación de protocolos de seguridad transfronteriza.
• Aumento de capacidad hotelera y turística.
Dallas y Atlanta destacan por sus inversiones en movilidad inteligente, mientras que México trabaja en fortalecer redes de transporte entre sus tres sedes, además de renovar los estadios participantes. Canadá, por su parte, integra criterios de accesibilidad universal y eficiencia energética como parte de su infraestructura clave.
La coordinación entre fronteras será un elemento decisivo, pues millones de aficionados se desplazarán constantemente entre los tres países. Esto requerirá armonizar sistemas migratorios, aduanales y de seguridad, así como garantizar experiencias estables y seguras para los visitantes.
Impacto económico y social, una oportunidad para Norteamérica
El Mundial 2026 podría generar más de 14 mil millones de dólares en beneficios económicos para la región. El turismo será un motor fundamental: Estados Unidos espera más de 3.5 millones de visitantes internacionales y México proyecta ingresos superiores a 500 millones de dólares y miles de empleos temporales en sectores como hotelería, transporte, comercio y servicios.
Entre los beneficios previstos se encuentran:
• Incremento del turismo deportivo.
• Mayor visibilidad internacional para ciudades sede.
• Oportunidades de inversión extranjera.
• Activación económica de pequeñas y medianas empresas.
• Desarrollo de infraestructura urbana con impacto a largo plazo.
El impacto no sólo es económico. El torneo busca posicionar a América del Norte como referente en organización de eventos masivos, fomentar la participación comunitaria y crear programas de inclusión social, educación deportiva y desarrollo juvenil.
Sostenibilidad y legado, más allá del espectáculo del deportivo
La Federación Internacional de Fútbol Asociación ha establecido lineamientos estrictos en materia de sostenibilidad, eficiencia energética e inclusión. Las sedes deberán cumplir con parámetros que integran energías limpias, manejo adecuado de residuos, accesibilidad universal, movilidad sustentable y programas de legado social alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Se trata de construir un legado que perdure más allá del torneo:
• Espacios deportivos mejor equipados.
• Programas comunitarios de educación y deporte.
• Modernización del transporte urbano.
• Proyectos turísticos que continúen generando ingresos.
Este evento, además de celebrar el fútbol, será un laboratorio trinacional de cooperación, organización estratégica y visión sustentable.
Mundial 2026, planeación multinivel con impacto regional
La planeación del Mundial 2026 exige visión a largo plazo, coordinación trilateral y una estrategia multiescalar que abarque desde infraestructura hasta interacción comunitaria. Más que un espectáculo deportivo, representa una oportunidad histórica para fortalecer la cooperación regional y demostrar que la gestión conjunta puede generar beneficios duraderos.
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