Cada 20 de noviembre conmemoramos el inicio de la Revolución Mexicana, un acontecimiento histórico que transformó la estructura política y social del país y la vida cotidiana de millones de personas.
Entre los múltiples cambios que trajo este movimiento, uno de los más profundos fue el impacto en la alimentación del pueblo mexicano, elemento esencial en la construcción de la identidad nacional.
Alimentación del pueblo mexicano durante la Revolución
Durante los años de lucha, la alimentación reflejaba las duras condiciones sociales y económicas de México. Campesinos, soldados y familias desplazadas sobrevivían con lo que la tierra y el entorno les ofrecían: tortillas, frijoles, chile, café y maíz tostado, pilares de su dieta.
Estos alimentos, sencillos, pero ricos en energía y nutrimentos, permitían resistir largas jornadas de trabajo; además, su preparación requería de pocos recursos, lo que los convertía en la base de una alimentación práctica y nutritiva.
Al respecto, las adelitas o soldaderas desempeñaron un papel fundamental; no sólo acompañaban a los combatientes, también se encargaban de cocinar y distribuir los alimentos, garantizando la supervivencia del ejército revolucionario. Su labor representó una manera de resistencia femenina, la cual combinaba cuidado, fortaleza y organización.
La alimentación del pueblo mexicano durante la Revolución fue, entonces, un reflejo de la resiliencia y creatividad frente a la adversidad, donde cada comida era símbolo de esperanza y lucha por la justicia.
La reconstrucción y el valor simbólico de la comida mexicana
Al finalizar la Revolución, México inició un proceso de reconstrucción nacional que transformó tanto su sistema político, como su identidad cultural. En ese contexto, la alimentación popular adquirió un valor simbólico: los platillos tradicionales comenzaron a reconocerse como expresiones de unidad, diversidad y resistencia.
Los tamales, el pozole, el atole y los guisados de maíz (antes considerados propios del ámbito rural), por ejemplo, se reivindicaron como símbolo de orgullo nacional. Las cocinas locales se convirtieron en un espacio donde convergían tradiciones, saberes ancestrales e innovación.
Con el tiempo, la comida dejó de ser sólo una necesidad biológica para convertirse en un acto cultural y politico, una forma de narrar la historia del país y reafirmar su identidad.
La alimentación del pueblo mexicano y su legado actual
Este legado continúa vivo. La cocina tradicional mexicana, reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en 2010 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, es un ejemplo de cómo la historia, la naturaleza y la comunidad se entrelazan por medio de la alimentación.
La Revolución Mexicana marcó el inicio de un cambio profundo: promovió el valor de los ingredientes locales, la autosuficiencia alimentaria y la preservación de técnicas culinarias que hoy conforman la base de una alimentación sostenible y culturalmente pertinente.
Quienes estudian la Licenciatura en Nutrición pueden encontrar en esta fecha una oportunidad para reflexionar sobre cómo los procesos históricos influyen en lo que comemos.
Comprender la evolución de los patrones alimentarios en México permite valorar la riqueza de la dieta tradicional y promover su consumo dentro de un modelo equilibrado, respetuoso con el entorno y las raíces culturales.
Alimentar la historia, nutrir la identidad
La alimentación del pueblo mexicano durante y después de la Revolución nos enseña que comer es un acto que va más allá del sustento físico; es una manera de mantener viva la memoria colectiva. Cada platillo tradicional guarda una historia de resistencia, comunidad y amor por la tierra.
Conmemorar el 20 de noviembre es una manera de reconocer a quienes, con un comal, una olla o una milpa, contribuyeron a alimentar al país y a construir su identidad.
Nuestra Licenciatura en Nutrición fomenta la comprensión integral de la alimentación desde una perspectiva cultural, social y científica. Su plan de estudios impulsa el análisis de los hábitos alimentarios, la sostenibilidad y la salud pública, formando profesionales capaces de fortalecer la identidad gastronómica mexicana con base en el conocimiento y la conciencia social.
Para saber más
Instituto Nacional de Antropología e Historia (2023). La Revolución Mexicana y la vida cotidiana: alimentación, costumbres y cultura popular. México: Secretaría de Cultura.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2010). La cocina tradicional mexicana: cultura comunitaria, ancestral y viva. El paradigma de Michoacán.
Pilcher, J. (2017). ¡Que vivan los tamales! La comida y la construcción de la identidad mexicana. México: Fondo de Cultura Económica.
Secretaría de Cultura (2024). Efemérides de noviembre: 20 de noviembre, Aniversario de la Revolución Mexicana. México: Secretaría de Cultura.
Vargas, M. (2021). Historia social de la alimentación en México: del Porfiriato a la Revolución. Revista Mexicana de Estudios Históricos, 5 (2), 78-93.

