Autor UIC

Escrito por: Dra. Daniela Flores Mosri
Coordinadora Regional de México, Centro y Sudamérica para la Sociedad Internacional de Neuropsicoanálisis (NPSA) Egresada y docente UIC
mayo 12, 2020

A comienzos de este año, mientras muchas personas se alistaban a cumplir sus propósitos de año nuevo, se empezaba a difundir información de la existencia de un nuevo tipo de coronavirus que provocaba una enfermedad altamente contagiosa y sin tratamientos disponibles. El lejano riesgo llegó a México para cambiar la vida cotidiana en una cuarentena difícil, entre otros factores, por la tendencia de nuestra cultura a favorecer estrechamente la cercanía física, la cual hoy en día constituye un riesgo relevante.

Quedarse en casa es difícil por diversos motivos. Destaca la pérdida de la estructura que brinda una rutina, dificultándose la organización de tareas en el hogar. Predominan dos contextos: el primero, reúne a los miembros de la familia en un espacio reducido por periodos prolongados. Tal situación puede despertar dinámicas complejas que de otra forma no quedarían expuestas. Las peleas pueden acentuarse y complicar aún más la larga espera por una fecha realista para finalizar con la cuarentena. El segundo contexto es el de quienes viven la cuarentena de forma solitaria, pudiendo despertar sentimientos de desesperanza y experiencias de angustia creciente.

En particular, el ser humano es sensible a la incertidumbre y tal es el contexto que vivimos actualmente. La interrogante consecuente se formula alrededor de cómo enfrentar las dificultades con buena disposición y sin ocasionar más problemas además de los ya implícitos en la crisis vigente. Los temores más importantes suelen girar alrededor del riesgo de contagio y sus consecuencias, así como de las implicaciones de la crisis económica derivada del cese de actividades generales, los cuales resultan realistas y un fondo de preocupación constante que impide relajarse en casa.

Sin embargo, la constante amenaza de contagio por el coronavirus puede resultar en ocasiones en pensamientos distorsionados, favoreciéndose un círculo vicioso que incrementa la preocupación. Asimismo, la información disponible puede ser confusa e incluso contradictoria. La justificación sobre el recurso de la cuarentena ofrece cierta tranquilidad a algunos, no obstante, el tiempo que durará parece incierto y frustrante, ya que restringe las acciones y comportamientos de las personas, implicando no poder encontrarse con seres queridos, trabajar, viajar y socializar.

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