Ciencias Sociales
Autor UIC

Escrito por: Dr. Daniel Samperio Jiménez
Licenciatura en Traducción, Localización e Interpretación
noviembre 15, 2019

Alberto Chimal es un escritor originario de Toluca, Estado de México. Cursó la carrera de ingeniería en Sistemas Computaciones; sin embargo, nunca ejerció realmente a fin de dedicarse a la literatura.

Se dio a conocer como practicante de la narrativa breve y, posteriormente, como interesado en la escritura con medios digitales.

Una muestra de ello se puede ver en 83 novelas (2010), un libro de minificciones escritas originalmente en Twitter y luego retrabajadas y reordenadas para publicarse en pequeño tiraje, así como en descargas digitales gratuitas.

Su obra ha explorado temas e intereses variados. Ha tomado elementos de la literatura fantástica, lo maravilloso y el horror; asimismo, de la ciencia ficción para desarrollar su narrativa.

Interesa, sobre todo, destacar los elementos de esta última: la ciencia ficción en Alberto Chimal y, en especial, la existencia de universos paralelos en las historias.

Asiduo lector y conocedor de este género, su interés por la ciencia ficción radica en las posibilidades narrativas que ésta le ofrece. Incluso, se ha sumado a la propuesta de rebautizarlo como ficción especulativa debido a su capacidad no de crear ensueños y mitos sobre el futuro, sino de anticipar problemas y posibilidades concretos de la historia y la vida humana.

Para Chimal, lo mejor que la ficción especulativa puede ofrecer radicaría en las descripciones del totalitarismo de George Orwell y Margaret Atwood, las reflexiones sobre poder y sexualidad de J. G. Ballard, las reflexiones sobre sistemas de gobierno y pensamiento de Stanislaw Lem, la crisis de la identidad humana en Phillip K. Dick.

Igualmente, ha dedicado páginas a la obra de Ray Bradbury, autor de Fahrenheit 451 y Crónicas marcianas, donde destaca el impacto de lo maravilloso; lo desconocido; lo terrible en las historias de este autor como una experiencia individual y profunda, una experiencia que sacude y transforma. Reconoce a la ciencia ficción como una parcela pequeña en el territorio más amplio de la imaginación fantástica.

A pesar de estos intereses, a Chimal no se le puede considerar propiamente un escritor de ciencia ficción; sin embargo, se sirve de algunos de sus elementos para sus historias. Por ejemplo, en uno de los cuentos de su más reciente libro Los atacantes (2015), recurre a la figura del zombi en un contexto actual de narcotráfico.

La utilización de este elemento en el cuento titulado Los salvajes tiene una intención distinta a lo que comúnmente se asocia con la ciencia ficción, pues si bien el zombi en principio amenaza la integridad de los personajes, resulta un experimento inusual y hasta amigable.

En El último explorador (2012) echa mano de un elemento que está en la ciencia ficción de H. G. Wells: los viajes en el tiempo. Desde su libro de minificciones, El viajero del tiempo (2011), Chimal ya había tratado este tema.

Por su parte, las 10 historias que conforman El último explorador nos presentan al personaje Horacio Kustos, “el aventurero que tuvo el infortunio de nacer tarde en los siglos”. Esto porque en otra época pudo haber sido un Magallanes, pero cuando en el siglo XXI la Tierra entera ha sido descubierta y cartografiada, tiene muy poco qué hacer al respecto.

Sin embargo, la solución de Kustos es ir más allá de los mapas para describir toda clase de maravillas y lugares extraños, los cuales están en un pasado y un futuro que alteran el presente por medio del viaje en el tiempo.

Pero, a diferencia de Wells, la máquina del tiempo de Kustos no es un dispositivo, sino una especie de objeto mágico-ritual. Con él puede, por ejemplo, viajar al Tíbet en un futuro lejano para experimentar un multiverso para después presenciar la ruina del lugar.

Este mismo personaje aparece en La torre y el jardín (2012), una novela donde fusiona con naturalidad el género fantástico con la ciencia ficción.

Se trata de un rompecabezas que reúne referencias veladas a diversos autores y géneros, desde Borges hasta la ciencia ficción norteamericana y latinoamericana con autoras como Angélica Gorodischer, una de las voces femeninas más importantes en el género en español.

En dicha novela se narra la historia de dos hombres que llegan a El Brincadero, un legendario burdel. El primero, Horacio Kustos, como se sabe, es un explorador de lo oculto, mientras el otro es un hombre común de nombre Molinar que intenta aclarar un siniestro recuerdo de la infancia.

Ambos tienen una sola noche para encontrar a la dueña del lugar y llegar hasta El Jardín, el sitio más secreto e inquietante dentro del edificio, cuyas habitaciones albergan a los clientes y a las criaturas más insólitas.

Desde afuera, es un simple edificio; desde adentro, los pisos son infinitos (¿La biblioteca de Babel?). Al construir su historia en torno a un edificio que es más grande visto desde adentro que desde afuera, Chimal juega con paradojas del tiempo y el espacio propias de la ciencia ficción.

Otro de los elementos de este género que utiliza el autor es el de los mundos paralelos, que se diferencian de los mundos posibles. Se ha mencionado en El último explorador cómo Kustos experimenta un multiverso cuando viaja a un futuro lejano al Tíbet, donde aparecen múltiples Kustos y espacios.

En este caso sería un ejemplo de los mundos paralelos sumado, por cierto, al elemento de los viajes en el tiempo, a diferencia de lo que ocurre en las historias de Gente del mundo (1998), que es el relato de la vida, creencias, ritos, mitos y costumbres de una infinidad de seres que vivieron en épocas muy remotas en la Tierra. Mundos posibles éstos que yacen perdidos en los siglos.

En el cuento Se ha perdido una niña (1998), desarrolla una historia con el elemento de los mundos paralelos. Pero hay que destacar cómo este recurso de la ciencia ficción aparece con otros elementos igualmente importantes en la narrativa de Chimal y que cabe comentar con más detenimiento a fin de decir algo sobre el tono tan peculiar de sus historias (un aspecto en el que no se pudo abundar antes, pero que ahora se busca resaltar con este cuento).

Se trata, sin duda, de uno de sus mejores cuentos, el cual le ha valido la aparición en recopilaciones, así como el Premio de Cuento Benemérito de las Américas (1998) y el Premio Nacional Kalpa de Ciencia Ficción (1999).

El cuento toma su título del libro que el narrador regala a su sobrina, menospreciado y escogido de último momento por este olvidadizo e indiferente personaje, por cierto desencantado de la literatura, que a pesar de esa actitud desinteresada consigue involucrar al lector en la historia.

Su manera de contar su propia reflexión apática de los hechos, los detalles significantes velados entre los insignificantes, los conflictos cotidianos de su sobrina y su hermana, tiene mucho que ver con la paulatina aparición de eso insólito a lo que el lector estaba atraído desde la primera línea.

Aquí es donde entra el elemento de ciencia ficción, pues resulta que, a partir del libro que el narrador obsequia a su sobrina, el cual data de la extinta Unión Soviética, ésta comienza un intercambio postal con la editorial, que para sorpresa de todos excepto para la infante es correspondido.

Pero el asunto no queda ahí, pues como parte de un programa, la sobrina, de nombre Ilse, recibe una invitación para visitar la Unión Soviética en compañía de un adulto. Por razones casuales y que quedan justificadas en el ejercicio del narrador al contar la historia, viaja sola, con lo que lo insólito del relato se materializa. Estamos frente a un universo paralelo donde la Unión Soviética todavía existe.

Sin embargo, la historia no se agota en ese elemento de ciencia ficción, pues éste es sólo uno más que contribuye a su sentido. Incluso cuando el narrador nos dice que, pasado el tiempo, Ilse viajó a la URSS con una beca para estudiar, se casó y vive allá.

Realmente, lo esencial es el sentido que adquiere la experiencia de Ilse y del narrador, y aun la del lector, a la luz de lo que Ilse había leído en el libro. Un libro que trataba de que una:

niña se perdía en ese mundo, en el que se había metido a través de un cuadro y en el que vivía gente muy amistosa o duendes o algo parecido. Había una rosa que tenían que cuidar, como en La Bella y la Bestia. Al final aparecía el tío de la niña, que era pintor, pero también una especie de mago [él había hecho el cuadro mágico, pues], y el final era feliz. El mensaje del libro era como una “reflexión” sobre la familia, pero también sobre el mundo verdadero, y sobre el arte y los artistas…

Esto es, el cuento “Se ha perdido una niña” es la historia del libro Se ha perdido una niña leída por Ilse, donde también hay un tío, que —como el narrador del cuento— es capaz de crear una realidad distinta que, sin embargo, reflexiona sobre la propia realidad.

El hecho de que a lo largo del cuento el narrador aparezca caracterizado como un personaje apático e indiferente a la literatura; pero que se aluda en este fragmento decisivo al cuento folclórico, la forma más risueña quizá de la literatura, conduce a estimar la capacidad de fabular, pero, todavía más, a valorar la experiencia gratificante de quien fabula leyendo.

En Chimal vemos una capacidad para retomar elementos de la ciencia ficción y hacerlos suyos para desarrollar una narrativa con tono propio. Más allá de lo que es o pudiera ser propiamente la ciencia ficción y que, en cambio, es simplemente eso que experimentamos como literatura; o cuando la ciencia ficción, como cualquier otro género, más allá de las etiquetas, aspira a ser —sin más— una carta de amor a la literatura.

 

Para saber más

Licenciatura en Traducción, Localización e Interpretación, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/traduccion-localizacion-interpretacion/

Diplomado en Traducción Especializada, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/traduccion/diplomado-en-traduccion-especializada-e-interpretacion-profesional/

Lenguas Extranjeras, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/lenguas-extranjeras/

Liliana Hernández, Dónde trabajar: traducción, localización e interpretación, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/traduccion-localizacion-interpretacion/

Maestría en Guionismo, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/posgrados/posgrados-uic-en-arte-comunicacion-y-tecnologia-en-contexto/maestria-en-guionismo/

Especialidad en Guionismo de Adaptación, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/posgrados/posgrados-uic-en-arte-comunicacion-y-tecnologia-en-contexto/especialidad-en-guionismo-de-adaptacion/

Chimal, Alberto, Las Historias [sitio web del autor]. Disponible en https://www.lashistorias.com.mx/

________, Gente del mundo, México, Conaculta, 1998.

________, El último explorador, México, Fondo de Cultura Económica, 2012.

________, La torre y el jardín, México, Océano, 2012.

________, “El carnaval de Ray Bradbury”, Revista de la Universidad de México, México, CI, 2012, pp. 30-32.

________, “De la ficción especulativa latinoamericana”, Latin American Literature Today, VI, 2018. Recuperado de http://www.latinamericanliteraturetoday.org/es/2018/mayo/de-la-ficci%C3%B3n-especulativa-latinoamericana-de-alberto-chimal

________, Los atacantes, México, Páginas de Espuma, 2015.



* Las opiniones vertidas en las notas son responsabilidad de los autores y no reflejan una postura institucional

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