Coaching

Escrito por: Karemm Danel
Editorial UIC
octubre 10, 2017

Fue el martes 19 de septiembre cuando la Ciudad de México vivió uno de los desastres naturales que más ha fracturado a sus habitantes y que, al mismo tiempo, más fuerte los ha hecho. Las secuelas aún se pueden sentir y observar en cada una de esas personas que día a día intenta volver a la cotidianidad.

Si bien el daño material es considerable —podría alcanzar los 160 mil millones de pesos— también es importante prestar atención a la salud mental luego de un evento de este tipo que, aun cuando nos exige estar preparados e informados. En este sentido, la psicoanalista Mariana de León nos explica qué podemos hacer.

  • Es recomendable hablar de los fenómenos naturales y sus causas, así como de la importancia de estar preparados. Los adultos tienen la responsabilidad de mantenerse informados con el propósito de comunicarse con los niños de manera que puedan comprender y de acuerdo con su edad.
  • Identifiquen áreas de seguridad en los lugares que frecuentan en la casa, el trabajo y la escuela para que, en caso de un sismo, niños y adultos sepan a dónde dirigirse. También es fundamental identificar zonas de peligro, como ventanas, espejos o cualquier objeto que pudiera caerse fácilmente.
  • Tengan un plan de emergencia en el que se repartan roles: quién se encargará de cerrar llaves de gas o quién apoyará en el cuidado de niños menores, por mencionar algo. Asimismo, elijan un punto de reunión en caso de siniestro; de esta manera, todos los miembros sabrán a qué lugar acudir en caso de ser necesario. También decidan a qué familiar o amigo de confianza llamarán para reportarse en caso de emergencia.
  • Consideren un abastecimiento de provisiones de emergencia; se recomienda guardar en una maleta: agua, comida enlatada, un botiquín de primeros auxilios, lámparas, pilas, dinero, entre otros. Asegúrense de que niños y adultos mayores sepan dónde encontrarla.
  • Revisen continuamente la condición de los lugares que frecuentan, como paredes, grietas y cimientos.
  • Eliminen posibles peligros en casa: aseguren libreros o muebles altos a la pared para que no se caigan; asimismo, traten de no tener cuadros, estantes cerca de las camas o cunas. Se recomienda que éstas tampoco se encuentren al lado de ventanas.
  • No entrar en pánico. Es importante que, principalmente los adultos, mantengan la calma, ya que ellos son quienes brindarán estabilidad a los más pequeños.
  • En caso de encontrarse en el trabajo o la escuela, es recomendable apegarse al plan de emergencia establecido por la institución.
  • Abrir la puerta principal. En caso de que en el lugar donde se encuentren la recomendación sea replegarse, es importante abrir la puerta principal para asegurarse de que no se atore y sea posible salir una vez que movimiento termine y dirigirse a las zonas de seguridad.
  • Mantener un par de zapatos y una chamarra cercanos a la cama, lo cual   ayudará a salir con rapidez si la emergencia ocurre durante la noche.

 

Síntomas del estrés postraumático en niños y adultos

 No todas las personas manifiestan síntomas de manera inmediata; en ocasiones pueden aparecer después de días, semanas, incluso meses, aunque suelen aparecer antes de los seis meses de haber vivido el evento traumático.

Ocurren cuando alguna situación nos sobrepasa, ya sea por un asalto, accidente, terremoto o cualquier evento que nuestro Yo es incapaz de tolerar y expresar. Estos son:

 

  • Tristeza y, en casos más graves, depresión.
  • Trastornos del sueño, principalmente, por el temor de revivir imágenes perturbadoras al cerrar los ojos o por no estar alerta en caso necesario.
  • Trastornos alimentarios, ya sea falta de apetito o comer en exceso.
  • Evitación o negación. Revivir la experiencia suele ser perturbador, por lo que algunas personas pueden tratar de evitar el tema o actuar como si no hubiera pasado, esto es un mecanismo inconsciente de defensa para protegerse de la ansiedad; sin embargo, es necesario hablarlo y encontrar con quién compartirlo para procesarlo.
  • Es común que algunas personas se sientan en estado de alerta todo el tiempo, con la sensación de tener que anticipar algún peligro.
  • Reacción exagerada o cambios frecuentes de esto de ánimo.
  • Dolores de cabeza.
  • Dolores musculares.

 

Síntomas comunes en niños:

En el caso de los niños, el impacto suele ser mayor, porque no cuentan con las herramientas y el desarrollo para expresar lo que les ocurre, por lo que pueden presentar cualquiera de los anteriores o algunos de los siguientes:

 

  • Terrores nocturnos.
  • Regresiones. Se refiere a tener retrocesos en cuestiones que ya había logrado superar, como dormir solo o mojar la cama.
  • Representaciones del evento mediante el juego. Es importante permitirlo, ya que, de esta manera, lo procesan.
  • No quieren ir al colegio.
  • Buscan dormir con sus padres.
  • Miedo.
  • Irritabilidad
  • Tienen ganas de llorar o se sienten cansados.

 

¿Es necesario esperar a presentar síntomas para buscar apoyo?

El apoyo es necesario por el simple hecho de haber presenciado el evento traumático. No presentar síntomas de manera inmediata no significa que la persona no se encuentre afectada.

En primer lugar, es recomendable hablar de lo que sucedió y expresar la emoción asociada al evento (tristeza, miedo, enojo) con una persona de confianza y permitir el contacto físico de contención, como un abrazo, por ejemplo. Después es recomendable asistir con un psicoterapeuta, para trabajar sobre el aspecto emocional desencadenado a raíz del evento.

 

¿Cuáles son las consecuencias, tanto para niños como para adultos, de no atender una crisis?

Las consecuencias de no atenderse es que el estrés postraumático se puede convertir en un problema crónico, desencadenando otros síntomas físicos y psíquicos.

 

¿Es necesario recurrir a un especialista?

Siempre es recomendable acudir a un especialista, tanto médico como psicoterapeuta.

Si el estrés postraumático se ha convertido en problema crónico, puede deberse a que se ha conectado con un evento traumático previo (como el terremoto de 1985) en el que la persona presentó estos síntomas y se reactivaron con mayor intensidad ante el evento actual. Para resolverlo es necesario acudir a un tratamiento psicoterapéutico, tal es el caso de la psicoterapia psicoanalítica, que se enfocará en hacer la conexión entre eventos pasados y actuales para brindar una solución profunda y eficaz.

 

¿Qué tipo de tratamiento se sigue en estos casos?

Depende de los síntomas que presente el paciente. Por lo general, se acompaña un tratamiento médico, para los síntomas físicos, con un tratamiento psicoterapéutico, para trabajar el área emocional, y, en algunos casos, se recurre a tratamiento psiquiátrico.

 

De manera inmediata, ¿cómo puedo apoyar a un adulto o a un niño luego de un evento traumático?

El primer paso es revisar su integridad física y atender, de ser el caso, alguna lesión; luego es necesario brindar apoyo para satisfacer sus necesidades básicas (alimento, vivienda, ropa, higiene), mientras que en el área emocional a veces solo es necesario  acompañar, escuchar, ser empáticos y, en ocasiones, abrazar.

En la medida de lo posible, como se mencionó anteriormente,  se recomienda que los afectados lleven un tratamiento psicoterapéutico.

 

¿Cómo manejar el sentimiento de culpa?

Es común que muchas personas sientan culpa al retomar sus actividades o tener momentos de diversión ante los daños que provoca un evento traumático, especialmente si muchas personas aún sufren los estragos. Se preguntan: ¿Por qué no me pasó a mí? ¿Qué haría yo en esa situación? Así que es necesario tomarse un tiempo para procesarlo; expresar lo sucedido, los afectos que éste desencadenó y, en ocasiones, llorar.

Es recomendable apoyarse en la familia y amigos, quienes son las personas más cercanas y ayudan a la persona a sentirse querida o acompañada.

De ser posible, también pueden ayudar a otros, si así lo desean y si se sienten preparados. No todos pueden acudir a las zonas de desastre, pero pueden asistir a un centro de acopio, preparar comida o simplemente realizar donaciones.

Sentir que se tiene un papel activo en la recuperación de otros disminuye la culpa y ayuda a procesar el evento. Si la culpa o cualquier otro síntoma prevalecen, es necesario acudir a un especialista.

 

¿Cómo saber si ya se está listo para ayudar a otros?

Para ayudar a otros activamente, la persona requiere de estabilidad física y emocional. Algunos indicadores son: tener resueltas las necesidades básicas (sueño, alimentación, descanso), poder pensar en el evento sin estrés y no sentirte todo el tiempo bajo amenaza.

 

Si fue parte de una brigada, ¿es necesario recurrir a apoyo psicológico aunque me sienta bien?

Las personas que acudieron a brigadas, a pesar de sentirse beneficiados por apoyar a otros, comúnmente también pueden tener repercusiones emocionales, como sentirse asustados, estresados o desarrollar diversos síntomas físicos, por lo que siempre se recomienda que tengan un apoyo psicológico, aunque no hayan presentado síntomas físicos.

En mayor o menor medida, todos sufrimos alguna pérdida, ya sea familiar, material o simplemente la tranquilidad.

 

¿Es sano fomentar que los niños acudan a albergues para ayudar?

Niños muy pequeños pueden sentir miedo o ansiedad al acudir a albergues y ver a las personas afectadas. En caso de niños muy pequeños, se recomienda asistir a un centro de acopio, donde ellos podrán apoyar donando juguetes o ropa. Enseñarles desde chicos valores como la empatía, la caridad y solidaridad les será de gran utilidad en su desarrollo y los aplicarán en su vida adulta. Es importante mencionar que para que los niños adquieran dichos valores, es necesario que los vean en sus padres, porque se enseña con el ejemplo.

Para concluir, Mariana de León recomienda, en el caso de los adultos, leer el libro La resiliencia, crecer desde la adversidad, de Anna Fores; y en el caso de niños y adolescentes, algunos manuales que se pueden consultar en línea y que explican que sucedió y de qué manera abordarlo: Cuando la tierra se movió México y Los primeros días en el aula después de la emergencia. Guía para docentes, emitido por la Secretaría de Educación Pública.

Para mayor información

marianadeleon.valle@gmail.com



* Las opiniones vertidas en las notas son responsabilidad de los autores y no reflejan una postura institucional

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