Ciencias Sociales

Escrito por: Ana Gabriela Vázquez Carpizo
Docente de la Licenciatura en Diseño Gráfico
marzo 3, 2023

La sencillez y simplicidad de la forma, de la innovación y de la inspiración basada en la naturaleza representan sólo algunos de los atributos que tanto gustan del diseño escandinavo en general. Esto sucede sobre todo en aquellos objetos y mensajes que nos rodean constantemente en la vida cotidiana y que parecen facilitar las tareas diarias mejorando las condiciones de existencia de la sociedad.

Desde finales del siglo XIX, hasta nuestros días, las exposiciones de diseño escandinavo alrededor del mundo no dejan de ser interesantes. El mensaje social y político con la creación y producción de objetos útiles y sencillos son estéticamente agradables.

Dimensiones de valor en un producto de diseño

Varios teóricos coinciden en que para proyectar, elaborar, producir y evaluar un producto de diseño en cualquiera de sus modalidades, es necesario considerar por lo menos la interacción coherente de cuatro aspectos fundamentales:

  • Contexto. Se refiere a las circunstancias espaciales (físicas y sociales), temporales (cronológicas y psicológicas), políticas y económicas en las que se detecta. Asimismo se delimita y define la naturaleza de la problemática por resolver, a partir de las necesidades específicas de un emisor y de los sistemas de creencias y jerarquización de valores del receptor (dónde, cuándo y por qué).
  • Mensaje o contenido. Representa el componente semántico expresado mediante el objeto de diseño, así como los efectos que éste produce en el receptor (qué).
  • Función. Es la razón y sentido de la pieza diseñada, así como la utilidad práctica en el contexto en el cual se produce (para qué).
  • Forma. Es la configuración material del objeto de diseño en la que se traducen todos los valores anteriores. Con ella se transmite el carácter estético en cuanto al equilibrio, armonía y proporción entre las partes o elementos que lo constituyen.

Como se observa, cada dimensión de valor se fortalece con la presencia y contraparte de las otras. En conjunto, hacen pertinente la existencia de un objeto de diseño. Asimismo, el ejercicio de evaluación será completamente balanceado sólo si se consideran estos aspectos en el mismo nivel. De este modo, no puede emitirse un juicio sobre el objeto como tal si se desconocen las necesidades primarias que lo originaron y la intención comunicativa que lo respalda.

Diseño sueco: forma, función y contenido al servicio de todos

Al agregar a los valores anteriores atributos como minuciosidad, sobriedad, calidad, atemporalidad, entre otras cualidades, estaremos describiendo lo que en un país de primer mundo como Suecia, se considera “un buen diseño”. En este contexto, el diseño en general no es un tema de minorías o de élite. Se trata de todo un asunto de importancia social, política y económica para el Estado.

Todo esto se ha integrado como uno de los proyectos gubernamentales más importantes, cuyo propósito es el reflejo de vida de todos sus ciudadanos. La idea es que cualquier producto de diseño sea incluyente y cubra las necesidades de los grupos “minoritarios”.

Con base en lo anterior, puede afirmarse que en el diseño sueco no existen “formas vacías”, meramente decorativas y carentes de contenido. Por el contrario, tanto en esta disciplina como en todas las acciones cotidianas, se tiene que vivir y respirar el sentido de coherencia del concepto de lagom. Dicho concepto es el ejercicio de un equilibrio real en todo lo que se piensa, se dice y se hace, ni mucho ni poco, sino la justa medida para la sana satisfacción de las necesidades. Los propios suecos lo definen como el arte de armonizar todos los aspectos y efectos de la vida, con el fin de alcanzar, como producto de un esfuerzo colectivo, un estado óptimo de bienestar común.

Este contenido traducido en la forma nos permite percibir una estética minimalista que contempla la economía y suficiencia de cada elemento. Asimismo, conjuga la tradición y la innovación al presentar propuestas clásicas, pero de manera diferente y creativa.

La función y las capacidades diferentes de cada individuo

Además del sentido de moderación y mesura, dentro de los criterios del diseño sueco, se considera que ya sea de manera permanente o en algún momento de nuestras vidas, como seres únicos e irrepetibles, todos manifestamos alguna limitación y necesidad específica. Todos somos seres con capacidades diferentes, con fortalezas y debilidades particulares en las que se puede recibir apoyo de la comunidad en su conjunto. De modo que el diseño de objetos y mensajes debe ser útil para facilitar las acciones y retos que se nos presenten diariamente. La necesidad de uno es la necesidad y responsabilidad de todos.

A partir del 2000, el gobierno sueco se propuso trabajar en un plan de acción nacional. Se enfocó en las diferentes capacidades de sus ciudadanos. Así se logró que todas las instalaciones y servicios públicos sean accesibles para todos  dentro de sus habilidades de adaptación al medio. Esto se realizó con el fin de elevar la calidad de lo que se produce y con ello, asegurar que todo lo que se diseñe y produzca sirva de guía y ejemplo para la ciudadanía.

Objetos «inteligentes»: innovación, cuidado del ambiente y reúso

Si bien el concepto de lagom define la cultura y el pensamiento sueco, lo convierte en un sello de tradición e identidad nacional. Es importante que en el diseño, este principio de comportamiento se vea reflejado en objetos que sean accesibles, incluso para el uso de la tecnología. Bajo la idea de no caer en un “consumismo ciego” de las cosas, los diseñadores suecos evitan al máximo, la producción de objetos que sólo gusten aunque no sean de gran utilidad.

Del mismo modo, aunque siempre se encuentran en la búsqueda de productos innovadores, la economía y simplicidad en su forma, también persiguen la permanencia en el tiempo. Ello promueve la formación de una conciencia como consumidor que antes de adquirir un producto, se informa, compara y evalúa. Esto quiere decir que se debe tomar el tiempo para tener decisiones asertivas en función de lo que realmente se necesita para contribuir al cuidado del ambiente. Por último, podríamos afirmar que el diseñador en general siempre tiene la responsabilidad social y ambiental de producir objetos coherentes que faciliten la comunicación con los usuarios.

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